sábado, 4 de diciembre de 2010

Tercer capítulo: Irresponsable



Me tendí bajo un árbol, hace mucho tiempo que no me tomaba un minuto para respirar tranquilamente. El cielo estaba de un azul intenso y no habían nubes que molestaran, había un rico olor a pasto recién cortado que me recordaba a la época en que papá me llevaba al campo antes de que se obsesionara con el asesino de mamá. El sol bailaba sobre mi piel, el viento me hacia cosquillas y arremolinaba mi pelo.
Cerré fuertemente lo ojos imaginando que estaba junto a papá y mi hermana Cassey, pero disipé el recuerdo rápidamente cuando sentí un brazo que se apoyaba suavemente en mi regazo. Me giré sobre mi costado y abrí los ojos, Dean tenía su cara a pocos centímetros de la mía, tenía los ojos cerrados pero sonreía abiertamente. Me acerqué más hacia el y junté mi nariz con la suya, después de nuestra experiencia en casa de los Mester, estábamos más unidos que nunca, y si es que aquello acaso era posible. Hablamos un poco después de eso de lo ocurrido en la habitación de la chica, y Dean me confesó la angustia que lo ahogaba en el momento en que vio que es demonio me poseía, después de eso prometimos será más prudentes que antes con lo que respectaba a nuestro trabajo.
-Que agradable- Dean me acarició la mejilla.
-Está extremadamente agradable- lo abrasé y hundí mi cara en su cuello- ¿Donde fue Sammy?
-Fue a comprar algo por aquí cerca-
-Me alegro que este mejor- me separé de él y lo miré a los ojos.
-Se nota que esta mejor- me sonrió y posó sus labios sobre los míos- Ojalá este día no se acabara nunca.
-Opino lo mismo mi amor- me enderecé y apoyé en el árbol, y Dean se apoyó en mis piernas. Vi a Sammy acercarse hacia nosotros- ¡Hola Sam!
-¡Hola Spens!- traía dos bolsas, al acercarse se sentó frente a nosotros y Dean se enderezó- Que buen día, ¿no?
-De eso estábamos hablando- le dijo Dean- esta precioso.
-¿Qué traes ahí?- tiré de la bolsa.
-Compré baterías para las linternas que tenemos en el auto y cerveza- Dean tiró más de la bolsa y saco dos.
-Gracias Sammy- Dean palmeó su pierna y se recostó contra el árbol.
-Gracias-
-De nada- sonrió y se tiró más cerca de nosotros. Nos quedamos toda la tarde sentados bajo el árbol hasta que me empecé a quedar dormida en los brazos de Dean cuando Sammy me espabiló con su voz.
-Deberíamos ir al bosque y armar la carpa que tenemos en la maleta- se levantó y sacudió su pantalón- es más seguro que estar a campo abierto.
-Claro- dijo Dean irónicamente- ¿Y el auto? ¿Dónde pretendes dejarlo?
-No... No se- me paré y ayudé a Dean a pararse.
-Oh vamos chicos- refunfuñe- dejemos el auto metido entre medio de los arboles, nadie pasará por aquí.
-¿Tú crees?- miré la cara de Dean y comencé a reírme.
-Claro cariño nadie vera tu, más amado que yo, auto- me hice la enojada y me separé de él unos pasos, dio dos zancadas y me miró con cara de odio.
-¡Nunca digas esa estupidez!- Me tomó en brazos y me separó de su cuerpo- te amo más que al auto.
-Estaba bromeando- sonreí y lo besé, me removí un poco hasta que me dejo en el suelo.
-Entonces, ¿Qué dices Dean? ¿Lo dejamos donde dice Spens?- me dirigió una mirada de complicidad que me hizo reírme a carcajadas.
-Pff-suspiró- claro, como no- con Sam hicimos chocar las palmas y partimos camino al auto para adentrarnos en el bosque.
Al llegar a la linde del bosque todavía había muchísima luz para aprovechar y armar la carpa, asique dejamos el auto medio escondido y tomamos nuestras cosas para ir a acampar, me reí para mis adentros, casi parecíamos una familia normal en un día de picnic con excursión incluida.
-Déjame que te lleve eso- Sam tironeó de mi mochila.
-Yo puedo Sammy, gracias-
-¿Segura?- Dean hizo ademán de sacármela y me eché hacia atrás.
-Segurísima- bufé y puse los ojos en blanco- ya entiendan que yo también tengo fuerza.
-Humm, claro- los dos se echaron a reír pero me dejaron en paz. Después de caminar un rato llegamos a un lugar escondido cerca de unas piedras, dejamos nuestras cosas en el suelo y comenzamos a armar la carpa. Los chicos para variar no me dejaron mover un dedo asique salí a caminar, llegue a un sendero que llevaba hacia la parte sur del bosque, habré caminado unos minutos cuando sentí a alguien detrás mío, saqué el cuchillo y me di vuelta rápidamente.
-Oh Dean, me has dado un susto de muerte-
-Para variar- me quitó el cuchillo de las manos- vamos donde Sammy.
-Deja...-
-Spencer ¿Qué te ocurre?- suspiro y me tomó la mano- hoy andas especialmente irresponsable, recuerda lo que prometimos. No puedes andar en medio del bosque sola- tenía toda la razón pero aun así no di tregua.
-Dean... déjame un rato, no va a pasar nada. Además mira quién es el irresponsable aquí-
-Vamos- movió una mano como restándole importancia y comenzó a caminar conmigo detrás de él como una adolescente tontamente enamorada.
Nos metimos a la carpa que no era tan pequeña y cabíamos los tres sin ningún inconveniente. Me apreté a Dean y sentí como se movía para abrazarme y darme un beso.
-Buenas noches chicos- susurré.
-Buenas noches- le hice cariño en el pelo a Dean y me quedé profundamente dormida.
Me desperté en medio de la noche nerviosa. Miré a Dean, estaba durmiendo tranquilamente.
-¿Spens?- Miré hacia la esquina de la carpa donde Sammy estaba transpirando nervioso.
-Sam ¿Qué pasa?-Me destapé y me arrastré hasta el-¿Acabas de despertar?
-Si- se removió inquieto- ¿Puedes sentirlo?
-¿El qué?- yo si sentía algo pero no sabía de que se trataba.
-No lo sé- cerró los ojos y movió la cabeza. De repente oímos un grito y desperté, todo había sido un sueño. Miré a Dean que respiraba acompasadamente.
-¿Spens?- Sammy estaba en la misma esquina.
-Sam ¿Qué pa...- me callé- Sam...?
-Acabo de tener un sueño muy extraño, estabas tú y una chica gritaba- lo miré completamente atónita, el me devolvió la mirada- ¿también has tenido el mismo sueño?-asentí y el hizo lo mismo del sueño, cerró los ojos y movió la cabeza, entonces escuchamos un grito espantoso; era una niña. Saqué rápidamente la pistola del pantalón y salí corriendo.
-¡Spencer no!- escuché a Sammy gritar. Aun estando fuera no me arrepentí de salir corriendo de la carpa movida por un instinto maternal hasta que vi a la niña y una sombra que levantaba algo sobre ella para luego intentar dejarlo caer.
-¡No!- grité y lo empujé, forcejeó hasta dejarme boca abajo, lo golpeé con el pie en la entrepierna pero me volvió a botar- ¡Dean!- pero no sentí nada más, lo que haya sido tomó la pistola y me dio con la culata en la cabeza, caí en una profunda oscuridad.
Me desperté completamente mareada y desenfocando la vista. Logré concentrarme y volví a ver bien. ¡Oh mierda, esto sí es un dolor de cabeza!, estaba completamente sucia y había un aire enrarecido en el lugar, metálico. Era muy parecido a una cueva subterránea pero no podía estar segura, estaba demasiado oscuro como para saberlo. Más tarde llegué a descubrir que el olor extraño era mi propia sangre que me cubría el cuello y la polera y provenía de mi cabeza. Me intenté parar pero unos grilletes en los tobillos me lo impedían, gemí de dolor, la cabeza me estaba matando. Apoyé mi cabeza en la que suponía que era una pared puesto que no veía nada y comencé a pensar en lo que había pasado, claro que Dean había tenido razón, soy una irresponsable, ¿en qué estaba pensando al salir corriendo de la tienda así? gemí nuevamente, ¿Cómo estarían Dean y Sammy en este momento?, ¡Dios mío, ojalá que bien! En ese mismo momento una luz comenzó a acercarse a donde yo me encontraba, me pegué más a la pared y aguanté la respiración. Ante mi apareció un hombre de cabellos y ojos negros como la noche.
-Buenas noches Spencer- vomitó mi nombre como si aquello le produjese risa.
-¿Quién eres?- me impulsé para pararme pero me volví a caer.
-Bueno... considerando que no vas a salir con vida de aquí- se apoyó en la pared de enfrente y apoyó la vela en el suelo- me gusta la idea de sociabilizar con alguien- sonrió- me llamo Miles.
-¿Qué eres?-
-Ya, tranquila, es mi turno- tiré nuevamente de las cadenas- ¿Prefieres que te suelte?
-¿Enserio?- dije irónicamente- ¿Me vas a dejar marcharme para ir con mi novio y que te venga a sacar la mierda?
-Cuida tus modales- se acercó y se sentó nuevamente- Si haces eso te tendré que dar caza.
-¿Qué eres?-
-Ya te he dicho que no es tu turno- Se paró y se acerco a mi cara- si no te hubieras acercado para interrumpir, ahora no irías a morir.
-Eres un cerdo- le pegué un cabezazo, se echo hacia atrás, le sangraba la nariz, de la limpio y volvió a acercarse- no iba a dejar que le hicieras daño a esa niña- levantó la cabeza y la luz le dio directo en la cara, no tenía ningún rastro de sangre y la nariz volvía a estar en su lugar, un cambia formas- Aléjate.
-No- sonrió y se acercó aun más, podía sentir su aliento rozándome la cara, respiré entrecortado- estoy demasiado entretenido como para irme aun, ya te dejare para encargarme de tus amigos.
-¡Si los tocas lo lamentaras!- lloriqueé.
-No hará falta, tu lo harás primero- me besó la comisura de los labios y se marchó llevándose la luz con el dejándome completamente a oscuras nuevamente. Me resbalé de la pared hasta alcanzar el suelo, me estremecí, estaba demasiado helado; definitivamente estaba en una cueva.
Desperté con un fuerte dolor de espalda, tenía la cara hinchada y magullada asique reculé cuando me acomodé en el suelo. Ojalá Dean y Sammy estén bien. Los echaba tanto de menos, parecía que hubieran pasado días en vez de solo horas. Mi estomago rugió pidiendo comida, lo miré y me lo palmeé.
-He chico, yo también me estoy muriendo- reí bajito hablándole- Que clase de humor el tuyo Spencer, más encima estás hablando sola- volví a reír, claro que estaba loca, estaba hablando sola.

Parte de Sam.
Estábamos bastante angustiados y Dean no paraba de jurar cosas desde que perdimos de vista a Spencer. Salí corriendo lo más rápido que pude de la tienda, pero me tropecé con unas raíces al adentrarme. Alcancé a ver una sombra cargando algo y a ver a la niña a la que le pertenecía el grito, al verme echó a correr y yo le seguí intentando tranquilizarla, tropezó y la abracé diciéndole que todo iba a estar bien. Más tarde la llevé a la comisaría donde dejé que los policías se encargaran de ella.
Llevábamos horas buscando a Spencer.
-Mierda, Sam- se paró con la cabeza gacha.
-Tranquilo Dean, ya la encontraremos- esa ni yo me la creía. Pero no podía demostrarle a Dean que yo también había perdido las esperanzas.
-Fue mi culpa- se lamentó- si tan solo hubiera salido más rápido, o haberme despertado con su voz- se dio vuelta y le pegó a un árbol.
-No fue tu culpa, yo pude haberla agarrado- entonces Dean se abalanzó sobre mí, me pegó en las costillas dejándome sin aire.
-¡Por qué no le paraste!- siguió golpeándome.
-¡Dean para!- se echo hacia atrás dejándose caer contra el árbol, enterró su cara entre las manos y se comenzó a llorar.
-Toda la culpa es mía- me agaché junto a él y le puse la mano en el hombro.
-La encontraremos- esta vez lo dije de verdad, aunque mi duda era si viva.
-Perdóname- levantó su cabeza y me miró por entre las lágrimas.
-No hay problema-
-¿Sabes?- se secó las lagrimas- se que está viva, lo presiento, hay algo que me une tan fuerte a ella que se que está cerca. Sam, si le pasa algo yo me muero.
-Estará bien, lo sé- entonces caí en cuenta de que a Spencer y a mí nos unía algo más que solo ser amigos; ambos habíamos sufrido la pérdida de nuestras madres y éramos victimas del demonio de ojos amarillos; sentiría si le pasara algo, o al menos eso espero.

Parte Spencer:
Pasaron las horas y cerraba los ojos para luego abrirlos y darme cuenta de que me había quedado dormida. Me di cuenta de que no estaba tan lejos de la superficie porque en la mañana se colaba una luz por el techo de la cueva y a ratos entraba una corriente.
Hice lo que no había echo hace muchísimo, rezar. Recé por los dos, para que ojalá siguieran unidos para siempre. Recé por Sam, para que no perdiera las esperanzas y que ojalá encontrara la felicidad aun en lo pequeño y cotidiano de la vida, que volviera a sonreír como antes. Recé por Dean, por que fuera feliz, ¿Feliz sin mi? o ¿Feliz con otra?, me agarré las rodillas y me las afirmé fuerte. Yo no podría vivir sin él, y... ojalá esa otra persona lo hiciera más feliz de lo que yo alguna vez lo hice. ¿Pero qué demonios estoy diciendo? no puedo estar rindiéndome así. No podía morir sin antes luchar. Romper los grilletes era inútil, pero podía salir arrastrándome si sacaba las cadenas que estaban enterradas entre piedras y tierra en la pared. Forcejeé durante mucho rato hasta que se movió un poco, después de un cuarto de hora logre sacar una que era más larga de lo que yo pensaba, y en una hora hice lo propio con la otra. Me comencé a arrastrar hasta que las manos completamente magulladas me ardieron y me hicieron pararme con ayuda de la pared.
Iba a salir de ese lugar a como diera lugar.

Parte Sam:
Habían pasado dos días y Dean no había dormido nada, tampoco comía; si no estaba buscando a Spencer estaba sentado con la mirada perdida. En la mañana sentimos movimientos y perseguimos algo que se terminó perdiendo de nuestra vista.
En la noche salimos a buscar cerca de unas rocas al este del bosque. Dean permanecía callado y se movía pastosamente entorpecido por las horas de sueño perdidas.
-Dean- rodeé unas piedras que daban paso a una cueva, se adentraban bajo tierra- mira esto- prendió su linterna y revisó el área.
-¡Sam!- paró y se arrodilló junto a una piedra- Hay sangre.
-¿Tú crees…?-
-Me importa un carajo, ¡Vamos!- corrió y se adentró en la cueva empuñando una navaja de plata.

Parte Spencer:
Estaba perdida dentro de la cueva cuando sentí pasos, me escondí. Estaba asustada pero me asomé, vi a Dean caminando por la cueva, me abalancé sobre él.
-¡Dean!, ¡Oh Dean!- lo abracé y unimos nuestros labios y nos besamos como si no nos hubiésemos visto en mil años.
-¿Spencer, como lograste escapar?- sonaba sorprendido.
-Dean, hay que salir de aquí, es un puto cambia formas-
-Tranquila, nos hemos encargado de el- me tomó la mano y iba a besarme de nuevo pero le empujé suavemente.
-Dean, hay que salir. ¿Donde está Sam?-
-Se ha ido a la ciudad- ¿A que se refería? Sam, ¿marcharse?
-¿Qué te pasa a ti?- entonces sentimos unos pasos acercándose- Hay que salir de aquí- me tomó de la mano y corrimos.
-¡Spencer!- era Sammy.
-Espera es solo Sam- pero entonces otra voz surgió de lejos.
-¡Spencer!- era Dean, ¿Pero cómo?
-Vámonos ahora- me agarró del brazo y tiró de mí, algo raro estaba pasando. Alguno de ellos no era real, me sacudí y salí corriendo.
-¡Sam!- corrí por el túnel, pero me agarró por el pelo, grité desesperadamente- ¡Suéltame!
-¡Soy yo Spencer!-
-¡No, no lo eres!- chillé y me golpeó- ¡Dean!- el me siguió tirando, y me arrastró.
-¡Spens!- gritaron nuevamente los Winchester, entonces por una esquina aparecieron y Sam le disparó en el hombro, yo caí lloriqueando y gimiendo al suelo con el pelo escociéndome. Y Miles salió corriendo con Dean a su espalda.
-¿Estás bien?- Sam me abrazó. Yo no paraba de llorar ni temblar- Pensé que te habíamos perdido para siempre.
-Yo...-las palabras se empujaban para poder salir-...yo también.
-Tranquila- escuchamos un grito de dolor que se disipó en un eco.
-¡Dean!- solté a Sam y corrí a por el grito, tropecé y me raspe las rodillas pero me levanté enseguida. Salimos, en el suelo había una mazamorra derretida en el pasto, Miles había muerto, Dean estaba a pocos centímetros parado con una navaja de plata en la mano.
-¿Cariño?- temblaba como una hoja, y sentí las manos, cuello y nariz calientes, la sangre corría por mi cuerpo. Dean corrió hacia mí y me abrazó tomándome en sus brazos, lloré desesperada mientras le besaba. Lo apretaba y estrujaba intentando saber cuan real era la situación.
-Oh Spencer- perdimos el equilibrio y caímos sentados en el pasto, el olor a hierro se colaba por mi nariz. Sentí como Sam se tiraba al suelo también y nos abrazaba a ambos- Pensábamos que te habíamos perdido Spens- Dean luchaba, temblando, contra las lagrimas que se empujaban por salir de sus ojos.
-Perdóname mi amor, perdóname Sammy-
-No hay nada que perdonar- nos abrazamos entre los tres y por fin pudimos respirar aliviados.
En una hora estaba en el hospital fingiendo ser otra chica, fingiendo haberme caído y perdido en el bosque pero no fingiendo el dolor enorme que sentía. El cuerpo me dolía montón y no hice ningún esfuerzo por aguantarme. Sam se quedó dormido en la silla. Dean se quedó supervisando y dejándome apretarle la mano cuando no soportaba. Reprendió a la doctora muchas veces, reclamándole que fuera más cuidadosa.
-Dean, está bien- sonreía y le miraba entre las lagrimas- es su trabajo.
-Tranquila amor, ya pasará-
Esa noche dormimos en un motel decente en el cual pidieron una pieza con dos camas y me dejaron una para mi sola. No pude ni alegar puesto que apenas me pusieron en la cama caí rendida.
Mientras Sammy empaca las cosas en el auto Dean se sentó en mi cama mientras me acariciaba la cara y el pelo.
-¡Au!- gemí.
-Perdóname- se apenó- ¿Dónde te duele?
-Olvídate cariño- hice un gesto con la mano para restarle importancia- ya se pasara, no pasa nada.
-Tenía tanto miedo por ti-
-Yo más por ti- sonreí.
-¿Por qué?- me sonrió en respuesta mientras jugaba con mí pelo.
-Simple- reí- ¿Qué chica iba a soportarte después de que yo ya no estuviera?
-Espero no averiguarlo nunca- reímos estrepitosamente, nos alistamos y planeamos seguir con lo que mejor sabíamos hacer.
Cazar.

domingo, 11 de abril de 2010

Segundo Capítulo: Mis propios Demonios



La carretera estaba vacía, los dos dormían tranquilos, pero y aun así sentía la pena de Sam. Había pasado ya un tiempo desde lo de Jess pero no había pasado tiempo para el dolor de Sam, las pesadillas no daban tregua. Estaba tan oscuro el camino que me costaba ver, manejar el auto de Dean era tan excitante como peligroso, el amaba su auto. Apagué la radio no quería despertar a los chicos. Comencé a analizar el último tiempo, John no aparecía, Sam sufría, Dean sufría por Sam y yo sufría por ambos. ¡Madre mía! Viéndole el lado bueno –pues claro, no soy una chica TOTALMENTE pesimista- con Dean estamos mejor que nunca y Sammy le hacia bien con su compañía.
-¿Quieres que maneje yo?- La voz amodorrada de Sam me llegó desde atrás, y no la tomé en cuenta.
-¿Cómo dormiste?- sabía que me refería a las pesadillas.
-Bien Spens-
-Dale tiempo al tiempo Sammy- era lo más cliché que había dicho nunca en mi vida, ¡puaj! que asco.
-Lo intentaré- Me daba pena de solo escucharlo y verlo tan optimista, aunque sonara estúpido, me ponía enferma de solo pensar en el esfuerzo sobre humano que tenía que hacer. Se quedó callado y supongo, se durmió de nuevo.
Sentía la respiración acompasada de mi novio, era tan reconfortante que me hizo sonreír, era el hombre perfecto para mí y no podría haber sido de otra manera. Siempre –bueno, toda mi vida- me eh preguntado si llegaríamos alguna vez a tener hijos o a casarnos, amaba tanto a Dean que quería llegar a ese punto con el, pero lo amaba aun más como para comprender que quizás estábamos destinados a solo vivir la vida del momento, la vida inmediata, la vida de amarse hoy por si no hay un mañana; y claro que era comprensible dado nuestro inusual y peligroso trabajo. Pero no podía evitar sentir que era tan injusto no ser como las demás parejas. Yo quería despertarme cada mañana junto a Dean y a NUESTROS hijos, deseaba tanto tener algo propio. Nos pertenecíamos y nos teníamos solo a nosotros dos, lo demás era momentáneo y casi invisible; quería tener algo más asegurado aparte de nuestro amor y las horas mortales de nuestras labores. Tenía un miedo feroz a perder lo único por lo que luchaba, por eso era tan terca en lo que respecta a permanecer junto a Dean. Me refregué los ojos ya que había comenzado a llorar.
Después de una hora aparqué en un motel, me bajé.
-Buenas noches- el hombre detrás del mostrador me regaló una sonrisa tierna.
-Buenas noches señorita, ¿en que puedo ayudarle?- abrí la boca para contestarle, pero se acercó aun más y dijo casi en un susurro- no debería andar por aquí sola.
-No lo estoy- me alejé de el- ¿Por qué me dice eso?
-Usted es muy joven y linda, podría agradarle a los demonios- Pestañó varias veces.
-¿Cómo?- me apoyé en el costado derecho, al fondo de la estancia sonaba música country de muy mal gusto.
-Ha habido casos de posesiones en el pueblo, mejor que se marche de aquí- repiqueteó con sus dedos sobre la madera de cedro del recibidor- han sido puras chicas como usted.
-Gracias, pero me quedo- reí para mis adentros- no creo en eso- reí nuevamente para mis adentros- necesito una pieza para tres.
-Tengo una matrimonial y otras simples- abrió mucho los ojos y sacudió la cabeza- lo siento.
-¡Que va!- sonreí- déme la matrimonial- estiré la mano y me depositó la llave, pregunté por el precio y pagué lo de esa noche- gracias.
-Márchate chica- me dirigió una mirada compasiva- yo perdí a mi hija.
-Lo siento mucho- me di media vuelta y abandoné la recepción. Al salir me encontré de frente con Dean y di un grito espantoso, el me abrazó y el recepcionista salió blandiendo un rifle- valla ironía- Winchester 22.
-Tranquila- Dean susurró en mi oído.
-¡Suéltela!- le temblaba la voz al igual que el rifle.
-Lo siento señor- solté a Dean y levanté ambas manos- es mi novio, me a pegado un susto al salir.
-¿Segura?- me miró como si estuviese loca y comenzó a respirar agitadamente.
-Si señor- estiré mi brazo hasta agarrar el de Dean.
-Tranquilo viejo- le pegué un codazo a Dean.
-¡Hey!, solo se preocupa por mí-
-Señorita tenga cuidado por favor-bajó el rifle e hizo como si Dean no existiera y siguió mirándome, después de un rato se dio media vuelta y se fue.
-¿Estas loco?-
-Lo siento, Spens- agitó las manos- me pegué un buen susto también.
-Claro- despertamos a Sammy y nos metimos a la pieza, la pieza era reducida y contaba con una cama matrimonial y un sofá pequeño.
-¿Qué?- miré a Sammy y me eché sobre la cama a reír, no sé como íbamos a dormir; Dean rió conmigo y Sammy nos siguió. Me levanté de un salto me dejé caer en el sofá.
-¿Qué haces?- Dean se apoyó sobre mi.
-Voy a dormir acá- sonreí y lo besé- ustedes pueden dormir juntos.
-No, ¿como vas a dormir aquí?, es completamente incomodo. Por lo demás- se acercó hasta quedar con su mejilla en la mía- quiero dormir contigo.
-Si es incomoda, imagínate como será para dos tipos tan grandes como ustedes- Dean se levantó y se sentó en la cama sin quitarme la vista de encima. Sentí un crujido, Sammy estaba saliendo de la pieza corrí y lo tomé del antebrazo- ¿Qué haces?
-Voy a caminar- sonrió y apoyó su mano en mi hombro- necesito aire Spens- cerró la puerta y me quedé largo rato pegada en un clavo de la pared cuando la voz de Dean me sobresaltó.
-¿Spens?- me di vuelta.
-¿Si?- no me había dado cuenta de que estaba llorando hasta que Dean puso cara de angustia. Corrí al baño y prendí la llave del lavabo, iba a meter mi cara dentro cuando Dean me tomó por la cintura y me dio vuelta, para mirarme yo bajé la vista; nuestras vidas ya tenían suficientes problemas como para agregarle una buena dosis de ellos.
-Mírame- hice lo que pedía- no es tu problema Spens, no lo es- tomó mi cara entre sus manos y comenzó a besarme, enredé mis manos en su pelo, me tomó en brazos y me abrazó trató de separar su boca de la mía pero no lo dejé, me niego a decir que Dean besaba bien, porque besaba maravilloso. Comenzó a tirar de mi polera pero me eché hacia atrás. Me miró impaciente pero asintió, otro gaje más de la vida ‘‘Dean y Spencer’’ era que la diversión, ahora sobre todo, era escasa ya que estábamos con Sammy pero –aunque no me quejo de antes- éramos cuidadosos y necesitábamos estar alertas siempre.
-Odio esto Spens- se tiró sobre la cama y miró el techo, me tiré a su lado- yo no quiero esta vida para ti, ni para nosotros, yo podría continuar so…
-… ¡Cállate!, ¿Qué dices Dean?- tiré de su camisa para que me mirase- tu no elegiste esto para mi ni para ti. Yo…a mí no me importa vivir esto si es necesario para estar contigo, ni me imagino el dolor de Sammy porque si tu no estuvieras yo no podría seguir aquí, yo me moriría contigo, eres lo único que tengo Dean. Lloro por el valor de Sammy, lloro injustamente porque quiero algo mejor, pero soy egoísta porque aun sabiendo que no tengo ni casa a donde ir, ni hijos, ni una familia como la de todos; te tengo a ti y no pido más. Si tu no piensas igual lo entiendo, y dime ahora si no quiero estar conmigo no te digo que lo comprenderé pero…- Dean me tapó la boca.
-Tendría que ser el tipo más completamente imbecil del mundo- remplazó su mano por su boca y sonreíamos entre beso y beso. Supe que mi único lugar en el mundo era junto a él independiente de las otras cosas.
Me desperté justo cuando se abría la puerta.
-¿Sammy?- la puerta se cerró de golpe, pero nadie contestó- Dean- comencé a moverlo hasta que se despertó.
-¿Qu…-le tapé la boca mientras sacaba el cuchillo de mi bota. Me estiré y encendí la luz, no había nadie-¿Qué pasa?
-Shhh- le saqué la pistola a Dean de su pantalón pero el me la quitó de la mano y se levantó, le hice un gesto indicándole que me acompañara al baño. Tenía el corazón a mil por hora y las manos me sudaban. Prendí la luz del baño, no había nadie, la cortina del baño estaba descorrida.
-¿Y?- Dean me corrió el pelo que caía sobre mi cara.
-Alguien entro cuando aun dormíamos-
-¿Segura?- asentí. Escuchamos la puerta nuevamente y nos pusimos contra la pared.
-¿Chicos?- Sammy parecía desconcertado. Me miré el reloj de muñeca, era solo las 12:00 de la madrugada.
-Sam, ¿acabas de entrar hace un rato?- Sam negó con la cabeza.
-No, acabo de entrar, fui al pueblo- me miró y sonrió- podrías peinarte chica.
-Cuidado- Dean le tiró un puñetazo juguetón.
-No importa- me miré al espejo y me acordé de los de las posesiones, atravesé la pequeña pieza en un dos por tres y saqué la sal de la mochila, comencé a derramarla por puertas y la ventana mientras Sammy hablaba.
-En el pueblo circulan rumores de un demonio que posee a mujeres jóvenes- ambos repararon en lo que yo estaba haciendo y se quedaron mudos. Terminé de poner la sal y saqué un buzo deportivo para dormir.
-Ya me había dicho el recepcionista-
-Spens, no tengas miedo- Sammy se apoyó en el marco de la puerta.
-Estuvo aquí- cerré la puerta del baño y me cambié rápidamente, no es que tuviera miedo precisamente pero los demonios me ponían nerviosa por lo de mamá. Salí y Dean estaba esperándome fuera.
-No voy a dejar que te pase nada-
-Lo sé cariño- me puse en puntillas y el deposité un beso en los labios- buenas noches.
-Buenas noches- me tiré sobre el sofá y me dormí enseguida.
Me desperté algo adolorida ¡puto sofá!, lo sé, lo sé soy una señorita. Me levanté y corrí a tirarme sobre Sam y Dean.
-¡Ah!- Dean me agarro del brazo y me tiró hasta que estuve junto a el- Demasiado alegre.
-Si demasiado- apuntó Sam, se miraron y me empezaron a hacer cosquillas, yo no podía más de la risa, así que tuve que rogarles a gritos que pararan. Nos vestimos, desayunamos en el motel y salimos camino al pueblo. Había mucho silencio en las calles y de la iglesia se podía observar a gente saliendo por montones, vestidos de negro y cabizbajos. Aparcamos el auto en el bordillo y me bajé, me paré mirando hacia la iglesia.
-Otra que tubo la misma suerte de mi hija- me sobresalté al encontrarme con el tipo del motel.
-¿A muerto una chica poseída?- trate de sonar incrédula y respetuosa.
-Si, otra más- cambió el peso de una pierna a otra, llevaba un abrigo negro bastante descuidado del cual colgaba un botón de madera.
-¿Cuál fue la primera chica?-
-Nikki Stanford- hizo un mohín con la boca y me miró- pobre chica- abrió los ojos como si hubiese reparado en algo- mejor que te marches ya, él no tiene parámetros para los daños que causa- agitó su mano en el aire a modo de despedida y me dejó sola.
-Así que Nikki… Stanford- Dean se apoyó en el auto y ambos vimos como Sam se acercaba.
-Ya lo tengo, vamos- Sammy agitó un papel con una dirección delante mío.
La casa de la familia Stanford era linda y bastante acomodada, tenía unos postigos pintados de azul y la casa era blanca. En la segunda planta había un postigo cerrado con candado y un poco entre abierta ya que debajo de ella sobresalía una reja. Si la chica fue una posesa lo más probable es que tratase de tirarse ventana abajo en varias oportunidades.
-¿Policía civil?- Sammy me entregó una identificación.
-Gracias policía Winchester-me burlé, tocamos la puerta y nos abrió una niña de cabellos rubios, tenía unos bonitos ojos verdes- Hola ¿esta tu madre?
-Hola- nos mostró una sonrisa con apenas cuatro dientes, era preciosa- voy a buscarla- salió corriendo escaleras arriba. Al poco rato apareció una mujer de no más de 40 años.
-¿Señora Stanford?
-Sí, buenas tardes, ¿Qué desean?- tenía cara de cansancio una ojeras muy marcadas.
-Buenas tardes, somos de la policía-
-Por favor, ya no tengo nada más de que hablar- su semblante cambio para convertirse en alguien de 50 años.
-Nos tomara dos segundo, queremos revisar sus cosas para ver algún indicio de algo que pudiera hacerle mal a su hija- la señora Stanford pareció comprender- por ejemplo ¿consumía su hija algún tipo de alucinógeno?
-¡Por Dios no!, Nikki era una chica deportista y sana-
-Lo siento- y lo sentía enserio- pero esto podría resolver algunos enigmas que hay en el caso de Nikki señora Stanford- se echo hacia atrás y apuntó hacia las escaleras.
-Pasen, siéntanse como en su casa- íbamos a comenzar a subir cuando ella me agarró del brazo- te pareces tanto a mi Nikki.
-Lo siento señora- dijo Dean- debe de haber sido una chica estupenda- ella abandonó la habitación y Dean me tomó de la mano para ir escalera arriba, entramos a la habitación y nos invadió un frió invernal, podíamos sentir el azufre en el ambiente y se me erizaron los vellos de los brazos. Sammy cerró la puerta mientras encendíamos la luz. La alfombra tenía manchas de sangre seca que habían intentado sacar y la pared tenía algunos rasguños.
-La ventana tiene azufre-
-Debe haber algo por lo cual este demonio se interese en chicas jóvenes- deduje.
-Revisemos bien- dijo Sammy y enseguida puso en la mesa una frase de San Agustín-"La muerte de Cristo y Su resurrección han encadenado al demonio. Todo aquél que es mordido por un perro encadenado, no puede culpar a nadie más sino a sí mismo por haberse acercado a él."
-Claro, podría haber una tabla ouija por aquí- comenzamos a revisar por todas partes, me metí al closet pero no encontré nada, un rato después Dean también se metió a el.
-Ya lo revisé-
-¿Segura?- se agacho y tiró todos los zapatos lejos, luego golpeó la madera y con el cuchillo levanto un extremo de la tabla- muy bien Spens aquí esta ven a echarle un vistazo, nada de ouijas.
-¿Libros de magia negra?- me agaché a su lado- eso son al parecer.
-Muy poderosa- observó Sammy.
-Me temo que si- metimos los libros a la mochila, al levantarme vi algo que algo goteaba hacia el piso, mire hacia el techo pero no había nada y sentí algo mojado en la comisura de mi labios levante la mano para tocarlo y la retiré para mirar, era sangre.
-¿Spencer?- Dean me agarró por los hombros.
-Estoy bien Dean- la sangre no me daba nervios pero mis oídos comenzaron a pitar.
-Sam carga tú las cosas- Dean me limpió con su manga la nariz y me hizo tirar la cabeza hacia atrás. Comencé a ver puntitos y vi una imagen terrible, era Dean tirado en el piso y yo parada frente a el, estaba muerto-¿Spencer?, háblame.
-¡Dean!- volví en si y enterré mis uñas en su piel, y lo abrasé fuerte.
-¡¿Qué pasa Spencer?!- lo abrasé con más fuerza, no quería llorar, pero hace pocos segundos había muerto en sueños la razón de mi existencia, me tragué las lagrimas.
-No sé, acabo de ver algo terrible-
-Mejor salgamos de aquí- me apoyé en el y al llegar al recibidor nos encontramos con la niña en la puerta.
-¿Te puedo decir algo?- me llamó.
-Claro- me agaché apenas y ella se acercó a mi oído.
-El quiere ir tras de ti, tienes que irte- Luego me besó la mejilla y me abrazó.
-Voy a ayudar a tu hermana- le sonreí.
-Pero, ¿y si te pasa lo mismo que a ella?- puso su manito en la mía.
-El me cuidará-apunté a Dean y me levanté- ¿Cuál es tu nombre?
-Summer- salió corriendo de la habitación dejando el eco de sus pasos atrás. Salimos de la casa y nos fuimos al motel, al intentar bajarme del auto Dean me tomó en brazos y me dejó sobre la cama.
-Me siento bien-
-No creo, mejor te quedas aquí- me dio un pequeño empujón cuando intenté levantarme.
-¡Hey!, que me siento bien- estaba realmente enojada, pero no podía evitar pensar en la visión que tuve- déjame ir Dean necesitamos trabajar juntos.
-Dean tiene razón- Sam se sentó en la cama- debe haber sido cansancio.
-NO-TE-METAS –gruñó.
-Dean, escucha no me pasó nada enserio, me mareé un poco, ni siquiera e tomado desayuno- al decir esto salió disparado por la puerta. Me reí sonoramente- tu hermano esta un poco loco.
-Si tú lo dices- Sammy también comenzó a reír, al rato apareció Dean con una bandeja llena hasta el tope de frutas un café y pan.
-Gracias-
-Spencer, a veces me olvido de estas cosas- parecía triste.
-No des lata- dije metiéndome un pedazo de pan a la boca- ya estoy grande- Sam y Dean también sacaron frutas y me ayudaron a terminarme el pan.
-Bueno hermano, ¿nos das el veredicto? ¿Puede la señorita Spencer Walker salir a casar demonios?-
-Ahhh- suspiró Dean- bueno.
-Gracias- salté de la cama y me colgué de su cuello.
Era pasado el medio día así que optamos por seguir investigando el pueblo, Sammy nos iba leyendo mientras Dean manejaba para ir hacia los archivos del ayuntamiento.
-Son hechizos que comprometen al alma en un pacto con el diablo a cambio de una belleza inmaculada- rezó Sammy.
-Ven, que chicas más tontas, preocupadas de la belleza inmaculada, eterna, bla bla bla- a poco grito.
-Bueno chicas jóvenes igual vanidad-
-Ya, tienes razón- nos metimos al ayuntamiento y nos sentamos luego de un rato Dean nos llamó, me senté en sus piernas.
-Lo encontré, ya van cinco chicas muertas, mueren después de dos meses y justo al llegar los dos meses y morir otra es poseída, en este caso no hablan de posesión sino de enfermedad. Las chicas dos días antes llegan a ser dueñas de una belleza ‘‘sobrenatural’’ y luego enferman de gravedad- apoyó su mano izquierda en mi cintura- aquí hablan de Nikki Stanford- tragó sonoramente- los síntomas van de vómitos explosivos a un deseo fuerte por el suicidio.
-Debemos evitar que la actual posesa muera- los dos me miraron.
-Spens, tu ojos se ven más claros- Sammy me miró desconcertado, había algo que no eran precisamente los ojos que cambiaba en mi, me quité de las piernas de Dean y caminé al baño del ayuntamiento. Lo que vi en el espejo me dejó perpleja, mi pelo había crecido y brillaba intensamente, mis dientes parecían brillar y era… ¿extremadamente bella?
-¿Spens?-
-Tenemos que encontrar a esa chica-
-¡Mierda!- se apoyó en la pared y hundió la cara entre sus manos.
-Dean…-
-¿Por qué a ti?- casi me echo a reír si no fuera porque la situación era tan delicada.
-No se, probablemente es por que tengo mala suerte-
-No bromees respecto a esto- le pegó un puñetazo a la pared y me agarró del brazo.
-Sam…-
-La chica se llama Rous Mester, vive en la segunda calle pegada a la iglesia- estaba bastante asustada, y Dean no articulaba palabra, comencé a tiritar.
Nos bajamos en la casa de la chica, reinaba un silencio sepulcral. Una ventana del segundo piso estaba con barrotes y se podía sentir la energía que emanaba la casa. Tocamos la puerta y nos abrió una señora pequeña.
-¿Se encuentra la señora Mester?- Dean no intentó ser amable.
-No, ella llega en la noche fue a encontrarse con un doctor- pobre señora habló demasiado, eso significó la oportunidad perfecta para Dean que se abalanzó sobre ella y le hundió un dedo en un punto estratégico para causar su desmayo.
-Venga, subamos- Corrimos escaleras arribas y abrimos la puerta. Quedaba poco por decir de aquella que alguna vez fue una chica, tenía los ojos blancos y nos miraba sentada en la cama en una posición antinatural. Al entrar no solo vi a la chica sino que me asalto una sensación de deja vu indescriptible, yo indudablemente había estado en este lugar.
-Comienza Sam- entonces comenzó a leer un ritual romano para exorcizar, lenguas extrañas brotaron de la boca de la chica. Permanecí quieta en el umbral de la puerta cuando ella, más bien él, comenzó a hablarme.
-Te estaba esperando Spencer- siseó.
-Oh, yo también- Le eché una mirada rápida a Sammy que prosiguió después de una pausa, Dean arrojó agua bendita y sal por las ventanas y la puerta.
-Estas condenadamente guapa- el olor a azufre de la habitación iba en aumento, el demonio gimió de dolor y se retorció- Dean no te quiere o sino te daría una mejor vida- no debía responder, gracias a Dios siempre fui fuerte y poco influenciable, pero siempre me sorprendía con estas cosa de leer mentes.
-Cállate- gritó Dean.
-Pregúntale a tu chica que es lo que planea hacerte- eso me golpeó fuerte, ya recordé donde había visto esa pieza, en las imágenes que tuve en la casa de los Stanford. Miré a Dean, se me hizo un nudo en la garganta y mi corazón empezó a latir a mil por hora, me afirmé en la pared.
-Dean- apenas me salió la voz.
-Spencer, se fuerte no dejes que te afecte lo que dice- el aire de la habitación se puso helado y el demonio gritó, fue cuando abandonó a la chica y yo sentí como mi cuerpo se congelaba, estaba entrando en mi. Escuché a Dean gritar pero ya no podía decirle que todo iba a ir bien. Se hizo dueño de mis movimientos y tiró a Dean contra la pared; traté de resistirme a acercarme a el, pero ya no podía hacer nada.
-¡Spens, Spens se fuerte!- Sam seguía recitando en voz alta y mientras más hablaba mi más cuerpo se retorcía, me dolía una montón era como si me aterrasen mil cuchillos- Spens mírame- y así lo hice levanté una mano y arrojé contra la pared, ¿Por qué Dean no hacia nada?, ¿Por qué no me arrojaba agua bendita o algo?
-Cállate Sammy, mejor ve con Jessica, o perdón ella esta muerta- pero Sam no se callaba y mi cuerpo no paraba de moverse. Llegó un punto en que caí al suelo y sentí como algo me abandonaba, perdí la conciencia. Al despertarme estaba apoyada en algo duro, me sobresalté.
-¿Spencer?- no lograba encontrar a quien me hablaba, pero aun así sabia que se trataba de la persona que más amaba. A pocos centímetros de donde yo estaba había una chica en el suelo. Algo me agarró del brazo y me giré a ver- ¿Estas bien?- vi su rostro como si fuera la primera vez, tenia un tajo en una ceja y de el caía sangre a borbotones, me tiré en sus brazos y comencé a besarlo desesperadamente.
-Oh lo siento tanto Dean-
-No fue tu culpa- me sentía mareada, me di vuelta y vi a Sammy tratando de levantar a la chica.
-¿Esta viva?- pregunté un tanto asustada de no ser así.
-Sí- me levanté tambaleándome y ayudé a Sammy a poner a la chica en la cama. Se despertó apenas la apoyamos.
-Mmm…- abrió los ojos, y se tapó la cara asustada.
-Tranquila Rous- toqué su mano- ya estas a salvo.
-Gracias- me abrazó y se echó a llorar, sentimos como alguien subía la escalera.
-¿Mamá?- la chica se levantó de la cama y se tropezó.
-¡¿Rous?!- gritó su madre histérica, se arrojó en el suelo junto a ella y la abrazó, Dean se sentó junto a mi en la cama y observamos la escena totalmente callados.
-Ellos me salvaron mamá, ellos lo sacaron de mí-
-Mil gracias- se levantó ayudando a su hija y abrazó a Sammy hundiendo su cara en la chaqueta- salvaron a mi hija.
Nos marchamos media hora después de lo sucedido. Llegamos al motel y le pedí a lo chicos tiempo para ir a dejarle una nota al recepcionista. Le puse algo así:
‘‘Ahora su hija puede descansar en paz’’.
-Dean, ¿Por qué no ayudaste a Sam cuando eso estaba dentro mió?-
-Porque prefiero morir a vivir sin ti- entonces me besó. Definitivamente era el hombre para mi.

viernes, 9 de abril de 2010

Premio(L )



Que emoción! es mi primer premio.
Las reglas del premio son:

1º.-Exhibir la imagen del sello.
2º-Poner el enlace de la persona que te lo ha regalado.
3º.-Elegir 10 personas para pasárselo.
4º.-Escribirles un mensaje en su blog para que se enteren de su premio

2- Gracias Sam tu blog es super: http://secretosagridulces.blogspot.com/
3-Vale de: http://www.existencia83.blogspot.com/
Vale de: http://ocaso83-ocaso.blogspot.com/
Bonnie de: http://www.elrincondebonnie-bonnie.blogspot.com/
Éxtasis de: http://extasis93.blogspot.com/
Nicu de: http://vida-a-colores.blogspot.com/
Lullaby de: http://wwwletrasdelullaby.blogspot.com/
Meli de: http://lazos-oscuros.blogspot.com/
Neferet de: http://www.amoraprimermordisco.blogspot.com/
Beu de: http://www.beuzila.blogspot.com/
Mixxi de: http://mi-eskpe.blogspot.com/
Gracias chicas por alimentar mi imaginación.
4-Voy!

miércoles, 24 de marzo de 2010

Primer Capítulo: En busca de Sam


Estaba en un lugar bastante pequeño, era tan pequeño que no entendía como podía entrar en el, era una cuna .Vi a una sombra parada a mi izquierda, hacia muchísimo calor, y luego escuché gritos, era mi madre pegada al techo.
Desperté gritando y respirando agitadamente, me apoyé en Dean, el estaba despierto con el celular en la mano, lo tiró lejos y me abrazó.
-¿Qué pasa Spens?- me secó el sudor que empezaba a perlar mi frente- ¿Tuviste otra pesadilla?
-Si- se paró de la cama y entró al baño al salir prendió la luz de la mesita de noche y me pasó un vaso con agua- otra vez lo mismo Dean.
-No lo entiendo- sacudió la cabeza- a pasado mucho tiempo, apenas eras un bebé, ¿como te puedes acordar de eso?- permanecimos en silencio, claro que ninguno de los dos lo sabia.
-Ya pasará- me estiré y lo besé- dime, ¿que hacías con tu celular?
-Aún no aparece papá- se removió inquieto.
-Ya aparecerá- no estaba segura de eso, puesto que John Winchester nunca de los nunca se demoraba tanto tiempo en una casería.
- Papá nunca se demora tanto- se echó sobre mis piernas- estoy preocupado - eso si que lo sabia, lo conocía tan bien- ¿que hora es?
-Las 2:30 de la mañana Dean- enrosque su pelo entre mis dedos.
-Tengo que ir a por Sam- creo que los dos nos quedamos quietos.
-¿Que?- Dean y Sam no se veían hace mucho tiempo, no creo que Dean no se haya impresionado.
-Si, tenemos que ir por Sam, necesitaremos su ayuda-
-¿Estas seguro de esto?- me tomó una mano entre las suyas y sonrió, ¡Dios mío! este hombre me iba a matar, si que era guapo.
-Segurísimo Spencer- se paró de un salto y tiró de mi mano- ¿me acompañarías?
-Claro que si- me besó los labios y sacó el bolso de debajo de la cama, yo también comencé a hacer el mío, de todas maneras este motelucho de segunda me tenía increíblemente harta. Me puse unos jeans desgastados y un poleron de Dean, no quería ni pensar en ponerme polera. Dean cargó mi bolso hasta su auto y yo me dirigí a pagar nuestra estadía de 4 días en el motel.
-¿Sabes donde está?- prendí la calefacción del auto y me apoyé en la puerta mientras salíamos del estacionamiento.
-Pues esta cerca del campus de la Universidad de Stanford- pasó su mano derecha sobre mi y abrió la guantera y saco un mapa.
-Queda a dos horas- Le quité el mapa.
-Pues que brillante- sonrió y me tomo una mano- y lo digo enserio.
-Maneja Winchester, no quiero morir aún- me carcajeé y abrí el mapa- en la próxima salida doblas a la derecha, después no te desvíes hasta la carretera- seguí dándole explicaciones de como llegar y recosté mi cabeza en su hombro
-Spens-
-Mmm...-
-Te amo- pasó su brazo y me abrazó con el- Gracias, no sabría que hacer sin ti.
-Yo también te amo- apreté los ojos y me recargué más sobre el. Soñé que estaba en un campo junto con Dean, el sol nos daba en plena cara y....
-¡Hey!, Spencer- alguien estaba tapando el sol...- Ya llegamos, voy a entrar- maldición, si que tenia sueño, abrí los ojos.
-Me quede dormida- el exterior estaba completamente oscuro.
-¿Bajas?-
-Claro- me escondí el pelo dentro de la capucha y me bajé del auto, estaba más agradable que el motel, sí señor. Comencé a quitarme el poleron y escuché que Dean silbaba-¿qué?
-No creo que me valla a poder quedar aquí parado mucho tiempo sin ir donde tu estas- sonrió pícaramente y me apuntó.
-¿Que diabl...- me miré, no me había puesto polera estaba solo con sujetador-…yo pienso igual- reí bajito y me volví a poner el poleron- me a dado calor, puse cara de pena y me abrasé a Dean.
-¿Entremos?- Comenzó a sacar un sujeta papeles del bolsillo de su cazadora.
-¿Que haces Dean?- crucé los brazos.
-No creo que Sammy esté despierto a estas horas de la madrugada- destrabó la puerta y entramos, había un dulce aroma que produjo que se me hiciera agua la boca. Si que me faltaba vivir en mi propio hogar en vez de andar vagando por todo el país, me dio pena la idea de no vivir en mi propia casa junto a Dean, con nuestros hijos corriendo por todo el lugar, recibirlo con un beso todas las noches después de que llegase de trabajar, de trabajar en un empleo común y corriente, no esta mierda de vida que llevábamos ambos.
-De…- Me callé automáticamente vi a una sombra pasar por nuestro lado y a Dean tirársele encima, quizás nos habíamos equivocado de casa. Mi teoría quedó en el piso una vez que la luz de la luna le dio en plena cara a Sam, siguieron peliandose hasta que Dean derribó a Sam.
-Tranquilo hermanito - Dean tenia bajo su cuerpo a Sam, le estaba haciendo una llave.
-¿Dean?-
-Haz perdido la practica-
-Ayúdame a levantarme-Sam parecía disgustado, al mirarlo nuevamente se me apretó el corazón, lo echaba mucho de menos, siempre habíamos sido muy buenos amigos y compañeros hasta que el decidió ir a la Universidad y John, su padre, se enojo mucho con el por no permanecer con su familia, tomé partida por mi novio y no nos volvimos a ver. Se dio vuelta quitándose a Dean de encima y me miró- ¿Spencer?
-Sammy…- la voz se me quebró, no podía creerlo era tal como lo recordaba habían pasado un par de años y era el mismo Sam de siempre; nos abrazamos fuerte.
-¿Sam?- este seria un juego de repetir nombres pensé irónicamente, me di vuelta y vi a una linda chica rubia apoyada contra la pared, nos miraba con el miedo pegado en la cara- ¿Qué pasa aquí?
- Jess, te presento a Dean, mi hermano y a su novia Spencer- Sammy estaba tan perplejo como ella.
-¿Es tu novia?- Dean se puso cerca de mí.
-Si- dijo secamente.
-Hola Jess- di un paso para quedarme pegada a mi novio, me sentía extraña.
-Hola- sonrió tímidamente, seguramente por que no tenia la más menor idea de que hacíamos nosotros a estas horas parados en medio de SU cocina – diablos esto de tener casa propia si que me apetecía- y sin decir ninguna palabra, por lo demás debía estar al tanto de: ‘’Dean y Sam no se hablan...etc’’.
-¿Qué haces aquí Dean?- si que no entendían nada.
-Acaso no puedo venir a visitar a mi hermanito- Dean sonrió y cambió su peso de un pie al otro, Sam bufó y puso los ojos en blanco- La verdad Sammy…
-Sam – Sammy cortó a Dean a media frase- dime Sam.
-Como decía, Sam- escogió bien las palabras y las arrastro- tenemos que hablar, si no te importa Jess, en privado
-No me importa- Jess comenzó a abandonar la habitación pero Sammy la agarró del codo.
-No, si tienes algo que decir, puedes decirlo delante de ella-.
-¿Seguro?- mi voz salió extraña, Sammy me miró furioso, ¿Qué paso con la afectuosidad de el recuentro?, me eché hacia atrás y bajé la mirada.
-Es sobre Papá -
-Jess, ¿podrías?- Sam le sonrió a su novia.
-Si- se dio media vuelta y se marchó sin más.
-Ahora dime de que se trata todo esto- me miró fugazmente, ¿Enserio era posible que Sam Winchester me odiara?-
-Papá se fue de casa y no a vuelto- Dean escupió severamente.
-Eso siempre pasa, se demora, tu sabes- Sammy paresia realmente cabreado y yo me sentía herida.
-Me refiero- Dean dijo pacientemente- a que no aparece de veras.
-Papá fue de casería y no ha vuelto- hizo un ruido extraño- a pasado mucho tiempo, lo último que se de el es que fue hacia California-
-Ya aparecerá-
-No creo Sam, no contesta su celular y no me deja señales de vida- carraspeó- Por favor, necesitamos tu ayuda.
-Yo… tengo una entrevista para la Universidad el lunes-
-Volveremos antes que eso-
-Promételo-
-No prometo nada-
-No hay trato entonces-
-Bueno, lo prometo- Sammy abandonó la habitación y me di vuelta para mirar a Dean.
-¿Estas bien?- tomó mi cara entre sus manos y me besó la frente-
-Claro Spens- tomó mi mano y caminamos hacia la entrada Sam bajaba la escalera hablando con Jess-
-Tengo que irme- dijo Sammy tristemente.
-Me dices que es por que tu papá, que por lo demás no vez hace miles de años, quiere estar con ustedes- alegó- ¿quiere pasar el fin de semana? ¿Y que para eso es necesario que te marches a las tantas de la noche? ¿Y la entrevista?
-Volveré antes del Lunes- la beso y nos lanzamos a la fría noche.
-Adiós Jess- Me despedí agitando la mano.
-¡Adiós Spencer!- que chica tan agradable, a todo esto me faltaban amigas, no es como si pasara mi vida asentada en el mismo lugar. Me subí al auto y me tiré en la parte de atrás.
-¿Qué haces?- Dean me miró desconcertado- Vente delante conmigo-
-Déjame irme acá, quiero dormir y así voy más cómoda- besé sus labios y me di vuelta estirándome lo más posible, intenté dormir pero estaba preocupada y llena de pena.
-Fue papá el que dijo que si me iba no volviera- dijo Sam amargamente.
-Si- respondió Dean- pero papá tiene problemas graves, si es que no esta muerto ¿no cierto? No puedo solo.
-Si que puedes-
-Ya… pero es que no quiero- Sam permaneció en silencio, sentí como lo último que dijo Dean salió a tirabuzón.
-¿Qué fue a cazar?- Sammy rompió el silencio.
-Busca en la guantera, encontrarás unos papeles con una serie de desapariciones-
-Ya-
-Estuvo investigando unas desapariciones ocurridas en una carretera de Jericho, California- eso si que se lo había escuchado decir a John- Me estoy quedando sin Gasolina pararé en esta estación, ¿Quieres algo Spens?
-Cigarrillos, gracias- Ni abrí los ojos, seguía apenada. Escuche el sonido de Dean al bajarse y golpear la puerta.
-No s é por que lo hiciste Spencer- Sammy hablo muy bajito me quedé tiesa- o al menos no sé porque no lo hiciste, confiaba en que me hubieras apoyado, pero ni eso- prosiguió, me senté y lo miré pero el no se movía, miraba al frente como si hubiera alguien hay- te esperé, estuve esperando el sonido del teléfono durante meses, si no fueron años, tu siempre pareciste entenderme, ¿acaso me equivoque?...
-Sammy yo…
-… quizás me equivoque, dímelo – se dio vuelta y clavo sus ojos celestes en mi.
-¡Nooo!- sollocé, ya no podía contener las lágrimas- no Sam, yo no quería ser así y hasta ahora me lo recrimino a mí misma. Pero debes entender, tu hermano es mi novio, y yo…
-…Nadie te hizo elegir Spencer, ¡nadie!, yo te necesitaba-
-Y yo lo hago Sam, pero también estaba enojada- las lagrimas no paraban- yo también quiero una vida normal Sam, la quiero tanto, y yo no tuve el valor para hacerlo- Sam me miró sorprendido- no tuve el valor, y no lo tengo para dejar esta vida asquerosa y vivir con Dean como tu lo haces con Jessica- ya no podía hablar más así que hundí el rostro entre las manos y me quede llorando. Sentí como Sam se pasaba al asiento trasero, me abrazó y rompí a llorar más fuerte- ¡Perdóname Sammy!, perdóname por favor.
-Perdóname tu a mí- nos separamos y me miró a los ojos- te eche de menos Spens.
-Y yo a ti Sammy- respiré onda y dejé de llorar, le sonreí.
-Es bueno verte otra vez- sonrió abiertamente, Dean entró justo en ese momento.
-Parece que el asiento trasero es más cómodo que delante- mi miró y abrió mucho los ojos- ¿Qué pasó? – me limpió la cara.
-Nada amor- sonreí- solo conversaba con Sammy sobre el pasado-
-Ah eso… ¿se irán los dos atrás?-
-Por el momento creo que sí- dijo Sammy, me apoyé en el y por fin me pude quedar dormida. Creo que la alegría se fundió en mi subconsciente puesto que soñé cosas sensacionales, pero nuevamente me despertaron.
-Hey Spens- paresia que el afán de los Winchester era despertarme francamente.
-¿Si?- me desperecé.
-Llegamos- al abrir los ojos Sammy me sonrió, estaba en una cama, ¡Dios mío!, otro motelucho, reí para mis adentros, estaba en una cama enanísima, con un brazo de Dean pasando sobre mi costado.
-¿Dónde estamos?-
-En Jericho, ayer pasamos por un puente- se sentó en el suelo.
-Espera- me saqué el brazo de Dean de encima, me destapé y vi como Sammy miraba hacia abajo y se rascaba la nuca, ¡Demonios!, no llevaba pantalones- Lo siento- me paré y me puse los pantalones, de nuevo la vida insistía en dejarme sin ropa- ya puede mirar, vamos para afuera- tomé las llaves del auto de Dean y saqué mis cigarrillos, encendí uno y me senté en el bordillo- ahora dime… en que íbamos.
-Ayer al llegar aquí pasamos por un puente- se rascó el ante brazo- una nueva victima.
-Tenemos que ir a investigar, ¿Tienes el diario?- aspiré de mi cigarrillo y eche humo, lo boté, tenia que dejar de fumar, fea costumbre. Sammy negó con la cabeza- espérame voy dentro- entré al hotel, Dean seguía durmiendo, me acosté a su lado y me quede observándolo.
-Mmm- parte de este trabajo era tener el sueño ligero, a excepción de mi- hola cariño.
-Hola- me apoye en el y comencé a besarlo.
-Es agradable despertarse así- de destapó y me metió dentro de la cama y nos volvió a tapar, puso sus manos detrás de mi cuello y me siguió besando.
-Oye- me separé de el – debes dejar de dejarme sin ropa- reí- creo que hoy casi mato de un susto a Sam.
-De la envidia-
-Si, si que divertido- me apoyé en su pecho- enserio Dean Winchester, esto es serio-
-Súper serio- me abrasó, sentí como su pecho se hinchaba por la risa.
-Eres de lo peor, a me voy, Sammy me espera- le di un besito en cuello- debemos investigar sobre las desapariciones- me dio vuelta quedando sobre mi.
-No iras a ninguna parte- tenia su peso sujeto por sus manos- lo digo enserio.
-¡Dean!- gruñí- ya déjame ir, tengo que darme un baño antes de salir.
-¿Te acompaño?- lo empuje suavemente.
-Ya- se quitó de encima me pasé por el lado y saque las llaves de su pantalón- simplemente te amo.
-Yo diría que eso es algo complejo- se dio vuelta y cerro los ojos.
-Ni te imaginas cuanto- reí- nos vemos- me metí rápidamente al baño y me di una ducha corta, otro día aprovecharía al máximo del agua, me puse unos shorts con una camiseta blanca. Salí con el pelo mojado.
-Si que te demoraste-
-Lo siento, me sentía sucia- sonreí- ya ves.
-Claro, como no- que bueno era tener al viejo Sammy devuelta, se sentía… ¿reconfortante? Si eso es, bastante reconfortante, había sido una idiota no permitiría que nada como eso volviera a pasar. Llegamos al ayuntamiento y nos pusimos a buscar como locos, ¡Cuánto papel!, me demoraría años en revisar esto.
-Sammy- sonreí por entre medio de los papeles- comencemos a formar patrones.
-No te ofendas Spens- me dio una palmadita en la mano- conozco el negocio.
-¡Hay!, se me olvidaba- retomé los papeles.
-No importa, a mí también se me olvidaba todo esto- bajé mi montón y lo miré a los ojos.
-Ya volverás a tu vida normal- y lo dije enserio y sin remordimiento-
-Gracias por decirme la verdad- realmente, era Sammy, lo tenia delante de mí- necesitaba escucharlo.
-De nada Sammy, aparte de lo que te dije, y no lo mal interpretes como envidia insana estoy feliz por ti- sonreímos y volvimos al trabajo. Seguí hojeando, las desapariciones constaban de muchos años atrás, algunas cada año en el mismo trecho de la carretera de Jericho, todos hombres, distintas edades, empleados, desempleados, casados, comprometidos; no parecía haber alguna conexión realmente importante, aparte de ser puros hombres. Bajé la cabeza y la apoyé en mi brazo.
-Hola amor- Dean me susurró en el oído, me di vuelta y lo besé- ¿En que están?- Dejó encima de la mesa dos vasos de café y un redbull ¡Fantástico! ¿Qué mejor que eso?; pero no era lo único que dejó sobre la mesa, frente mío estaba el diario de John.
-Gracias- abrí la lata y me eché medio tarro-¿Qué significa esto?
-Bueno significa que pasamos la noche en el hotel donde estuvo por última vez papá- se sentó sobre la mesa, desparramando los papeles.
-O sea…-
-…O sea que aquí esta su vida hermano- dijo con convicción- papá nunca lo dejaría botado, reservé la pieza de papá también. ¿Han encontrado algo?
-Yo no puedo ver ninguna relación solo que son hombres y no están solos- me vacié la lata y taconeé inquieta.
-Además de eso hay un cierto orden, además de ubicación, pero la victima de ayer fue encontrada en el puente- Sammy no había ni tocado su vaso de café.
-Miren, papá escribió sobre una ‘’mujer de blanco’’- me paré y comencé a dar vueltas- esta a sido vista en esa ruta, ataca a los hombres y los abandona, pero nadie encuentra sus cuerpos- sonrió- pues si que esta loca- Sam se conecto al ordenador.
-Generalmente son mujeres suicidas- observó la pantalla- aquí hay un suicidio femenino que data de la época en que comenzaron los ataques, se arrojó desde el puente Silvana en la ruta 33 de la Centenal. Su nombre era Constance Welch, 24 años de edad.
-¡Bien Sammy!- le sonreí y me puso su típica cara de niño bueno.
-¿Dice por que lo hizo?-
-Una hora antes de saltar, encontró a sus hijos ahogados, los había dejado solos en casa- Sammy tenia una expresión triste en su cara, siempre fue sensible.
-Su marido sigue vivo- Nos paramos y fuimos a la dirección que salía en el papel, ahogué una sonrisita, Dean estaba sacando unas credenciales con nuestras fotos ‘’reporteros The California Times’’ abajo rezaban nuestros nombres. Nos bajamos en una casita bastante mal cuidada - pero aun así SU casa- debería dejar de torturarme de esa manera. En todo caso la casa de Joseph Welch era de una sobriedad exagerada.
-Buenas tardes, ¿es usted el señor Joseph Welch?- era un hombre curtido por el sol y se notaba que llevaba una vida dura, asintió con la cabeza.
-Somos reporteros de The California Times- Dean le mostró su carné y yo hice lo mismo- Queríamos hablar un poco acerca de la Señora Constance.
-Tienen el mismo apellido de un hombre que vino hace un tiempo. A pasado ya mucho tiempo desde la muerte de ella-¡John estuvo aquí! se saco su sombrero de paja y clavó sus ojos en mi, se me heló la sangre- no pudo soportar la perdida de nuestros hijos…
-… ¿aquí vivió con ella?- Sammy tenía una manera de decir las cosas, que hacían que todo fuese más fácil.
-Claro que no, no soportaría vivir donde murieron mis dos hijos- se dio media vuelta y se iba yendo cuando Sam lo siguió.
-Señor, necesito saber algo, ¿Le fue infiel?- quizás Sam no tuviera tanto tacto.
-Fue un error, eso es todo- Así que le había sido infiel… ¡Dios que vida!, no tenia casa pero tenia a Dean. Salimos de allí tan rápido que me dolió la cabeza, Sam investigó la dirección antigua, iríamos de noche. Fuimos a almorzar y volvimos al motel, Dean y Sam fueron a dormir y yo me metí a la habitación de John, estaba llena de recortes y fotos de demonios, brujas y otros seres.
-Quién lo diría… otro desastre de un Winchester- dije irónicamente. Seguí revisando las cosas de John, el suelo estaba lleno de sal, algo lo estaba persiguiendo pues, aunque el trabajo es duro no siempre tenemos la necesidad de vivir entre círculos de sal. Estaba agotada, cerré la habitación y me metí en mi pieza Sam roncaba estrepitosamente, pero se quejaba en sueños algo le incomodaba.
-¿En que estabas?-susurró, Dean estaba encima de la cama desecha.
-¿Notaste la sal?-
-Claro- su cara se transformo, estaba triste.
-Sabes Dean, te juro que lo vamos a encontrar, es cosa de tiempo- me recosté a su lado y lo abrasé.
-Lo se preciosa- me depositó un beso en la raíz del pelo y nos quedamos dormidos. Me desperté cuando el sol aun no se escondía, el cielo lucía un tanto anaranjado. Sam seguia durmiendo y Dean se removió a mi lado. Saqué el cubre cama y nos tapé a ambos, lo miré y sonreí, era extremadamente perfecto, y ¡buenas noticias!, era absoluta e irrevocablemente mío. Abrió los ojos.
-Hola Spens- tomó mi cara entre sus manos y nos besamos.
-¡Chicos!- Sammy gritó desde su lado de la habitación- queda poco- con Dean nos seguimos besando ¡OK!, éramos novios ¿no?- siento interrumpir, pero vamos andando.
-Ya vale Sammy- Le respondió Dean.
-Ya vamos- me paré y desperecé, esto de enfrentarme con cosas sobrenaturales nunca perdía el encanto, pero era la costumbre hacia el placer de la adrenalina. Me molestaba que en este caso Sammy fuera solo, Dean insistió en que yo fuera con el al puente desde el cual Constance se arrojó, y no a la casa donde ella vivió. Iríamos caminando al puente.
Al llegar me senté sobre la baranda del puente.
-Está atento al celular-
-Lo estaré- me tomó de la mano- cuidado.
-Lo tendré- sonreí y me puse en puntillas le deposité un beso en la mejilla.
-¡Sal Constance!- el niño que vivía dentro de Dean se despertaba con estas cosas, se ponía irónico y molestoso. Sonreí, era excitante para el.
-¿Me eres infiel Winchester?- puse la cara más sexy que pude.
-¿Tu crees?- me tomó en brazos y nos besamos apasionadamente.
-Me queda claro entonces que Constance no vendrá- entonces el celular sonó, era Sammy.
-¿Sam?- Dean escuchó y cambio su expresión- voy para allá- tomó mi mano y comenzó a correr- ¡Mierda!, ella esta junto a el.
-¿Qué?-
-Tenemos que llegar- Corrimos y llegamos a pueblo en tiempo record. La casa no quedaba tan lejos, Dean tomó un auto cualquiera, Sam corría peligro. Llegamos a la casa y me bajé con el auto aun andando, el peso de la navaja en mi cintura se hizo pesado en unos pocos segundos, ¿y si Sam esta herido? El auto había echado abajo la fachada de la puerta, estaba al interior corrí y vi a Sam tirado en el suelo, me tiré a por el.
-¡Spencer!- Dean gritó pero no pude apartarme a tiempo, un mueble pesado me dejó contra el auto. Si pudiera haberme retorcido del dolor lo hubiera echo, la navaja me pasó a llevar el costado, la funda no la pudo contener, grité desesperada; pero esta vez grité por Sam no sabia si estaba vivo.
-¡Sam, Sammy!- ¡Oh Dios mío! Estaba inmóvil. Constance no daba tregua se movía rápido y arrojó a Dean contra la muralla, sacó la pistola y le comenzó a disparar, estaba perdiendo la conciencia, logré mirar en el comienzo de la escalera, estaban un niño y una niña. Sonreí, venían a buscar a mami.
-Te traje de regreso Constance- Sam estaba hablando, alzo la cara estaba lleno de moratones y corría un hilillo de sangre por su nariz. Ella gritó cuando los niños la abrazaron y desapareció, trate de empujar pero me hacia daño.
-¡No Dean!, ayuda a Sam- me removí tratando de pararlo- ¿Sammy estas bien?
-Quédate quieta- Dean corrió el mueble, y me sostuvo- ¿En que pensabas?, no puedes entrar así Spens, ¿sabes? ¿En qué mierda pensabas?- pero yo no lo escuchaba, trataba de ir a ver como estaba Sam. Tiré fuerte y la navaja se me desenterró, grité de dolor. Dean me levantó la polera, no se veía bien pero no era nada grave. Me tomó en brazos y me dejó en el auto.
-No me hagas esto Spencer, no me hagas esto- movia la cabeza sin cesar y lo repetia ¿Qué quería decir? Agarro a Sam y lo dejó a mi lado, estaba perfectamente bien solo un poco débil. Dormimos esa noche en el hotel, Dean tuvo que ayudar a bañarme, tenía las piernas molidas y el costado derecho me sangraba. Partimos a dejar a Sammy a la noche siguiente.
-Te voy a echar de menos chico- abrasé a Sammy demasiado fuerte y el me respondió con la misma energía.
-Te quiero Spens, gracias por todo- miró a Dean- Adiós hermano.
-Adiós Sammy- le pegó un puñetazo juguetón y se despidieron. Entró a su casa y con Dean nos dispusimos a marcharnos.
-La chica de ayer debe de haber sufrido mucho, como dijo Sammy ella misma asesino a sus hijos, las perdidas son terribles- apoyé la cabeza en el asiento.
-Creo saberlo, te hubiera perdido allá dentro- tomó mi mano- me muero Spens, ¿Sabias?, sin ti me muero- lo besé con ternura. Fue cuando sentí algo en mi mano. Abrí los ojos, era la mochila de Sammy.
-Se la iré a dejar- Dean se bajó, a los pocos segundos salió Dean con Sam, tenía una cara terrible.
-Es Jess- Dean me puso la mano en el hombro- le pasó lo mismo que a mamá- lo abrasé, su cuerpo temblaba y me apretaba con fuerza, me dolía el costado. Recordé mi pena y las pesadillas. Teníamos que encontrar a John.
-Tenemos trabajo- y así fue como Sammy se nos unió de nuevo.

domingo, 21 de marzo de 2010

Prefacio



PRIMER LIBRO

La vida de Spencer Edwards no estaba destinada a ser de otra manera. Unos seis meses después de nacer, cuando su madre murió, su destino quedó escrito; ser una cazadora de seres sobrenaturales. Fue así como a través del trabajo de su padre conoció a los hermanos Winchester, Sam y Dean su actual novio. Juntos viajaran acabando con el mal y tratando de encontrar al demonio que les cambió la vida. Esta vez se verán enfrentados a otro problema, la desaparición de John Wichester, padre de Sam y Dean.