sábado, 4 de diciembre de 2010

Tercer capítulo: Irresponsable



Me tendí bajo un árbol, hace mucho tiempo que no me tomaba un minuto para respirar tranquilamente. El cielo estaba de un azul intenso y no habían nubes que molestaran, había un rico olor a pasto recién cortado que me recordaba a la época en que papá me llevaba al campo antes de que se obsesionara con el asesino de mamá. El sol bailaba sobre mi piel, el viento me hacia cosquillas y arremolinaba mi pelo.
Cerré fuertemente lo ojos imaginando que estaba junto a papá y mi hermana Cassey, pero disipé el recuerdo rápidamente cuando sentí un brazo que se apoyaba suavemente en mi regazo. Me giré sobre mi costado y abrí los ojos, Dean tenía su cara a pocos centímetros de la mía, tenía los ojos cerrados pero sonreía abiertamente. Me acerqué más hacia el y junté mi nariz con la suya, después de nuestra experiencia en casa de los Mester, estábamos más unidos que nunca, y si es que aquello acaso era posible. Hablamos un poco después de eso de lo ocurrido en la habitación de la chica, y Dean me confesó la angustia que lo ahogaba en el momento en que vio que es demonio me poseía, después de eso prometimos será más prudentes que antes con lo que respectaba a nuestro trabajo.
-Que agradable- Dean me acarició la mejilla.
-Está extremadamente agradable- lo abrasé y hundí mi cara en su cuello- ¿Donde fue Sammy?
-Fue a comprar algo por aquí cerca-
-Me alegro que este mejor- me separé de él y lo miré a los ojos.
-Se nota que esta mejor- me sonrió y posó sus labios sobre los míos- Ojalá este día no se acabara nunca.
-Opino lo mismo mi amor- me enderecé y apoyé en el árbol, y Dean se apoyó en mis piernas. Vi a Sammy acercarse hacia nosotros- ¡Hola Sam!
-¡Hola Spens!- traía dos bolsas, al acercarse se sentó frente a nosotros y Dean se enderezó- Que buen día, ¿no?
-De eso estábamos hablando- le dijo Dean- esta precioso.
-¿Qué traes ahí?- tiré de la bolsa.
-Compré baterías para las linternas que tenemos en el auto y cerveza- Dean tiró más de la bolsa y saco dos.
-Gracias Sammy- Dean palmeó su pierna y se recostó contra el árbol.
-Gracias-
-De nada- sonrió y se tiró más cerca de nosotros. Nos quedamos toda la tarde sentados bajo el árbol hasta que me empecé a quedar dormida en los brazos de Dean cuando Sammy me espabiló con su voz.
-Deberíamos ir al bosque y armar la carpa que tenemos en la maleta- se levantó y sacudió su pantalón- es más seguro que estar a campo abierto.
-Claro- dijo Dean irónicamente- ¿Y el auto? ¿Dónde pretendes dejarlo?
-No... No se- me paré y ayudé a Dean a pararse.
-Oh vamos chicos- refunfuñe- dejemos el auto metido entre medio de los arboles, nadie pasará por aquí.
-¿Tú crees?- miré la cara de Dean y comencé a reírme.
-Claro cariño nadie vera tu, más amado que yo, auto- me hice la enojada y me separé de él unos pasos, dio dos zancadas y me miró con cara de odio.
-¡Nunca digas esa estupidez!- Me tomó en brazos y me separó de su cuerpo- te amo más que al auto.
-Estaba bromeando- sonreí y lo besé, me removí un poco hasta que me dejo en el suelo.
-Entonces, ¿Qué dices Dean? ¿Lo dejamos donde dice Spens?- me dirigió una mirada de complicidad que me hizo reírme a carcajadas.
-Pff-suspiró- claro, como no- con Sam hicimos chocar las palmas y partimos camino al auto para adentrarnos en el bosque.
Al llegar a la linde del bosque todavía había muchísima luz para aprovechar y armar la carpa, asique dejamos el auto medio escondido y tomamos nuestras cosas para ir a acampar, me reí para mis adentros, casi parecíamos una familia normal en un día de picnic con excursión incluida.
-Déjame que te lleve eso- Sam tironeó de mi mochila.
-Yo puedo Sammy, gracias-
-¿Segura?- Dean hizo ademán de sacármela y me eché hacia atrás.
-Segurísima- bufé y puse los ojos en blanco- ya entiendan que yo también tengo fuerza.
-Humm, claro- los dos se echaron a reír pero me dejaron en paz. Después de caminar un rato llegamos a un lugar escondido cerca de unas piedras, dejamos nuestras cosas en el suelo y comenzamos a armar la carpa. Los chicos para variar no me dejaron mover un dedo asique salí a caminar, llegue a un sendero que llevaba hacia la parte sur del bosque, habré caminado unos minutos cuando sentí a alguien detrás mío, saqué el cuchillo y me di vuelta rápidamente.
-Oh Dean, me has dado un susto de muerte-
-Para variar- me quitó el cuchillo de las manos- vamos donde Sammy.
-Deja...-
-Spencer ¿Qué te ocurre?- suspiro y me tomó la mano- hoy andas especialmente irresponsable, recuerda lo que prometimos. No puedes andar en medio del bosque sola- tenía toda la razón pero aun así no di tregua.
-Dean... déjame un rato, no va a pasar nada. Además mira quién es el irresponsable aquí-
-Vamos- movió una mano como restándole importancia y comenzó a caminar conmigo detrás de él como una adolescente tontamente enamorada.
Nos metimos a la carpa que no era tan pequeña y cabíamos los tres sin ningún inconveniente. Me apreté a Dean y sentí como se movía para abrazarme y darme un beso.
-Buenas noches chicos- susurré.
-Buenas noches- le hice cariño en el pelo a Dean y me quedé profundamente dormida.
Me desperté en medio de la noche nerviosa. Miré a Dean, estaba durmiendo tranquilamente.
-¿Spens?- Miré hacia la esquina de la carpa donde Sammy estaba transpirando nervioso.
-Sam ¿Qué pasa?-Me destapé y me arrastré hasta el-¿Acabas de despertar?
-Si- se removió inquieto- ¿Puedes sentirlo?
-¿El qué?- yo si sentía algo pero no sabía de que se trataba.
-No lo sé- cerró los ojos y movió la cabeza. De repente oímos un grito y desperté, todo había sido un sueño. Miré a Dean que respiraba acompasadamente.
-¿Spens?- Sammy estaba en la misma esquina.
-Sam ¿Qué pa...- me callé- Sam...?
-Acabo de tener un sueño muy extraño, estabas tú y una chica gritaba- lo miré completamente atónita, el me devolvió la mirada- ¿también has tenido el mismo sueño?-asentí y el hizo lo mismo del sueño, cerró los ojos y movió la cabeza, entonces escuchamos un grito espantoso; era una niña. Saqué rápidamente la pistola del pantalón y salí corriendo.
-¡Spencer no!- escuché a Sammy gritar. Aun estando fuera no me arrepentí de salir corriendo de la carpa movida por un instinto maternal hasta que vi a la niña y una sombra que levantaba algo sobre ella para luego intentar dejarlo caer.
-¡No!- grité y lo empujé, forcejeó hasta dejarme boca abajo, lo golpeé con el pie en la entrepierna pero me volvió a botar- ¡Dean!- pero no sentí nada más, lo que haya sido tomó la pistola y me dio con la culata en la cabeza, caí en una profunda oscuridad.
Me desperté completamente mareada y desenfocando la vista. Logré concentrarme y volví a ver bien. ¡Oh mierda, esto sí es un dolor de cabeza!, estaba completamente sucia y había un aire enrarecido en el lugar, metálico. Era muy parecido a una cueva subterránea pero no podía estar segura, estaba demasiado oscuro como para saberlo. Más tarde llegué a descubrir que el olor extraño era mi propia sangre que me cubría el cuello y la polera y provenía de mi cabeza. Me intenté parar pero unos grilletes en los tobillos me lo impedían, gemí de dolor, la cabeza me estaba matando. Apoyé mi cabeza en la que suponía que era una pared puesto que no veía nada y comencé a pensar en lo que había pasado, claro que Dean había tenido razón, soy una irresponsable, ¿en qué estaba pensando al salir corriendo de la tienda así? gemí nuevamente, ¿Cómo estarían Dean y Sammy en este momento?, ¡Dios mío, ojalá que bien! En ese mismo momento una luz comenzó a acercarse a donde yo me encontraba, me pegué más a la pared y aguanté la respiración. Ante mi apareció un hombre de cabellos y ojos negros como la noche.
-Buenas noches Spencer- vomitó mi nombre como si aquello le produjese risa.
-¿Quién eres?- me impulsé para pararme pero me volví a caer.
-Bueno... considerando que no vas a salir con vida de aquí- se apoyó en la pared de enfrente y apoyó la vela en el suelo- me gusta la idea de sociabilizar con alguien- sonrió- me llamo Miles.
-¿Qué eres?-
-Ya, tranquila, es mi turno- tiré nuevamente de las cadenas- ¿Prefieres que te suelte?
-¿Enserio?- dije irónicamente- ¿Me vas a dejar marcharme para ir con mi novio y que te venga a sacar la mierda?
-Cuida tus modales- se acercó y se sentó nuevamente- Si haces eso te tendré que dar caza.
-¿Qué eres?-
-Ya te he dicho que no es tu turno- Se paró y se acerco a mi cara- si no te hubieras acercado para interrumpir, ahora no irías a morir.
-Eres un cerdo- le pegué un cabezazo, se echo hacia atrás, le sangraba la nariz, de la limpio y volvió a acercarse- no iba a dejar que le hicieras daño a esa niña- levantó la cabeza y la luz le dio directo en la cara, no tenía ningún rastro de sangre y la nariz volvía a estar en su lugar, un cambia formas- Aléjate.
-No- sonrió y se acercó aun más, podía sentir su aliento rozándome la cara, respiré entrecortado- estoy demasiado entretenido como para irme aun, ya te dejare para encargarme de tus amigos.
-¡Si los tocas lo lamentaras!- lloriqueé.
-No hará falta, tu lo harás primero- me besó la comisura de los labios y se marchó llevándose la luz con el dejándome completamente a oscuras nuevamente. Me resbalé de la pared hasta alcanzar el suelo, me estremecí, estaba demasiado helado; definitivamente estaba en una cueva.
Desperté con un fuerte dolor de espalda, tenía la cara hinchada y magullada asique reculé cuando me acomodé en el suelo. Ojalá Dean y Sammy estén bien. Los echaba tanto de menos, parecía que hubieran pasado días en vez de solo horas. Mi estomago rugió pidiendo comida, lo miré y me lo palmeé.
-He chico, yo también me estoy muriendo- reí bajito hablándole- Que clase de humor el tuyo Spencer, más encima estás hablando sola- volví a reír, claro que estaba loca, estaba hablando sola.

Parte de Sam.
Estábamos bastante angustiados y Dean no paraba de jurar cosas desde que perdimos de vista a Spencer. Salí corriendo lo más rápido que pude de la tienda, pero me tropecé con unas raíces al adentrarme. Alcancé a ver una sombra cargando algo y a ver a la niña a la que le pertenecía el grito, al verme echó a correr y yo le seguí intentando tranquilizarla, tropezó y la abracé diciéndole que todo iba a estar bien. Más tarde la llevé a la comisaría donde dejé que los policías se encargaran de ella.
Llevábamos horas buscando a Spencer.
-Mierda, Sam- se paró con la cabeza gacha.
-Tranquilo Dean, ya la encontraremos- esa ni yo me la creía. Pero no podía demostrarle a Dean que yo también había perdido las esperanzas.
-Fue mi culpa- se lamentó- si tan solo hubiera salido más rápido, o haberme despertado con su voz- se dio vuelta y le pegó a un árbol.
-No fue tu culpa, yo pude haberla agarrado- entonces Dean se abalanzó sobre mí, me pegó en las costillas dejándome sin aire.
-¡Por qué no le paraste!- siguió golpeándome.
-¡Dean para!- se echo hacia atrás dejándose caer contra el árbol, enterró su cara entre las manos y se comenzó a llorar.
-Toda la culpa es mía- me agaché junto a él y le puse la mano en el hombro.
-La encontraremos- esta vez lo dije de verdad, aunque mi duda era si viva.
-Perdóname- levantó su cabeza y me miró por entre las lágrimas.
-No hay problema-
-¿Sabes?- se secó las lagrimas- se que está viva, lo presiento, hay algo que me une tan fuerte a ella que se que está cerca. Sam, si le pasa algo yo me muero.
-Estará bien, lo sé- entonces caí en cuenta de que a Spencer y a mí nos unía algo más que solo ser amigos; ambos habíamos sufrido la pérdida de nuestras madres y éramos victimas del demonio de ojos amarillos; sentiría si le pasara algo, o al menos eso espero.

Parte Spencer:
Pasaron las horas y cerraba los ojos para luego abrirlos y darme cuenta de que me había quedado dormida. Me di cuenta de que no estaba tan lejos de la superficie porque en la mañana se colaba una luz por el techo de la cueva y a ratos entraba una corriente.
Hice lo que no había echo hace muchísimo, rezar. Recé por los dos, para que ojalá siguieran unidos para siempre. Recé por Sam, para que no perdiera las esperanzas y que ojalá encontrara la felicidad aun en lo pequeño y cotidiano de la vida, que volviera a sonreír como antes. Recé por Dean, por que fuera feliz, ¿Feliz sin mi? o ¿Feliz con otra?, me agarré las rodillas y me las afirmé fuerte. Yo no podría vivir sin él, y... ojalá esa otra persona lo hiciera más feliz de lo que yo alguna vez lo hice. ¿Pero qué demonios estoy diciendo? no puedo estar rindiéndome así. No podía morir sin antes luchar. Romper los grilletes era inútil, pero podía salir arrastrándome si sacaba las cadenas que estaban enterradas entre piedras y tierra en la pared. Forcejeé durante mucho rato hasta que se movió un poco, después de un cuarto de hora logre sacar una que era más larga de lo que yo pensaba, y en una hora hice lo propio con la otra. Me comencé a arrastrar hasta que las manos completamente magulladas me ardieron y me hicieron pararme con ayuda de la pared.
Iba a salir de ese lugar a como diera lugar.

Parte Sam:
Habían pasado dos días y Dean no había dormido nada, tampoco comía; si no estaba buscando a Spencer estaba sentado con la mirada perdida. En la mañana sentimos movimientos y perseguimos algo que se terminó perdiendo de nuestra vista.
En la noche salimos a buscar cerca de unas rocas al este del bosque. Dean permanecía callado y se movía pastosamente entorpecido por las horas de sueño perdidas.
-Dean- rodeé unas piedras que daban paso a una cueva, se adentraban bajo tierra- mira esto- prendió su linterna y revisó el área.
-¡Sam!- paró y se arrodilló junto a una piedra- Hay sangre.
-¿Tú crees…?-
-Me importa un carajo, ¡Vamos!- corrió y se adentró en la cueva empuñando una navaja de plata.

Parte Spencer:
Estaba perdida dentro de la cueva cuando sentí pasos, me escondí. Estaba asustada pero me asomé, vi a Dean caminando por la cueva, me abalancé sobre él.
-¡Dean!, ¡Oh Dean!- lo abracé y unimos nuestros labios y nos besamos como si no nos hubiésemos visto en mil años.
-¿Spencer, como lograste escapar?- sonaba sorprendido.
-Dean, hay que salir de aquí, es un puto cambia formas-
-Tranquila, nos hemos encargado de el- me tomó la mano y iba a besarme de nuevo pero le empujé suavemente.
-Dean, hay que salir. ¿Donde está Sam?-
-Se ha ido a la ciudad- ¿A que se refería? Sam, ¿marcharse?
-¿Qué te pasa a ti?- entonces sentimos unos pasos acercándose- Hay que salir de aquí- me tomó de la mano y corrimos.
-¡Spencer!- era Sammy.
-Espera es solo Sam- pero entonces otra voz surgió de lejos.
-¡Spencer!- era Dean, ¿Pero cómo?
-Vámonos ahora- me agarró del brazo y tiró de mí, algo raro estaba pasando. Alguno de ellos no era real, me sacudí y salí corriendo.
-¡Sam!- corrí por el túnel, pero me agarró por el pelo, grité desesperadamente- ¡Suéltame!
-¡Soy yo Spencer!-
-¡No, no lo eres!- chillé y me golpeó- ¡Dean!- el me siguió tirando, y me arrastró.
-¡Spens!- gritaron nuevamente los Winchester, entonces por una esquina aparecieron y Sam le disparó en el hombro, yo caí lloriqueando y gimiendo al suelo con el pelo escociéndome. Y Miles salió corriendo con Dean a su espalda.
-¿Estás bien?- Sam me abrazó. Yo no paraba de llorar ni temblar- Pensé que te habíamos perdido para siempre.
-Yo...-las palabras se empujaban para poder salir-...yo también.
-Tranquila- escuchamos un grito de dolor que se disipó en un eco.
-¡Dean!- solté a Sam y corrí a por el grito, tropecé y me raspe las rodillas pero me levanté enseguida. Salimos, en el suelo había una mazamorra derretida en el pasto, Miles había muerto, Dean estaba a pocos centímetros parado con una navaja de plata en la mano.
-¿Cariño?- temblaba como una hoja, y sentí las manos, cuello y nariz calientes, la sangre corría por mi cuerpo. Dean corrió hacia mí y me abrazó tomándome en sus brazos, lloré desesperada mientras le besaba. Lo apretaba y estrujaba intentando saber cuan real era la situación.
-Oh Spencer- perdimos el equilibrio y caímos sentados en el pasto, el olor a hierro se colaba por mi nariz. Sentí como Sam se tiraba al suelo también y nos abrazaba a ambos- Pensábamos que te habíamos perdido Spens- Dean luchaba, temblando, contra las lagrimas que se empujaban por salir de sus ojos.
-Perdóname mi amor, perdóname Sammy-
-No hay nada que perdonar- nos abrazamos entre los tres y por fin pudimos respirar aliviados.
En una hora estaba en el hospital fingiendo ser otra chica, fingiendo haberme caído y perdido en el bosque pero no fingiendo el dolor enorme que sentía. El cuerpo me dolía montón y no hice ningún esfuerzo por aguantarme. Sam se quedó dormido en la silla. Dean se quedó supervisando y dejándome apretarle la mano cuando no soportaba. Reprendió a la doctora muchas veces, reclamándole que fuera más cuidadosa.
-Dean, está bien- sonreía y le miraba entre las lagrimas- es su trabajo.
-Tranquila amor, ya pasará-
Esa noche dormimos en un motel decente en el cual pidieron una pieza con dos camas y me dejaron una para mi sola. No pude ni alegar puesto que apenas me pusieron en la cama caí rendida.
Mientras Sammy empaca las cosas en el auto Dean se sentó en mi cama mientras me acariciaba la cara y el pelo.
-¡Au!- gemí.
-Perdóname- se apenó- ¿Dónde te duele?
-Olvídate cariño- hice un gesto con la mano para restarle importancia- ya se pasara, no pasa nada.
-Tenía tanto miedo por ti-
-Yo más por ti- sonreí.
-¿Por qué?- me sonrió en respuesta mientras jugaba con mí pelo.
-Simple- reí- ¿Qué chica iba a soportarte después de que yo ya no estuviera?
-Espero no averiguarlo nunca- reímos estrepitosamente, nos alistamos y planeamos seguir con lo que mejor sabíamos hacer.
Cazar.

4 comentarios:

¡¡bamh!! dijo...

Hola, pense que ya no escribirias.
Espero lo hagas más seguido. Va bien la historia...
Pero podrias contar más de Spencer... :D

Spencer dijo...

Gracias por tu aporte! Un beso.

$$Any$$ dijo...

Hola wapa!!Por fin!!Me encanto el capitulo, ya espero el siguiente:)
Cuidate.
Bsssss.....Any

Anónimo dijo...

Hola linda me encanta todo espero q sigas escribiedo