domingo, 11 de abril de 2010

Segundo Capítulo: Mis propios Demonios



La carretera estaba vacía, los dos dormían tranquilos, pero y aun así sentía la pena de Sam. Había pasado ya un tiempo desde lo de Jess pero no había pasado tiempo para el dolor de Sam, las pesadillas no daban tregua. Estaba tan oscuro el camino que me costaba ver, manejar el auto de Dean era tan excitante como peligroso, el amaba su auto. Apagué la radio no quería despertar a los chicos. Comencé a analizar el último tiempo, John no aparecía, Sam sufría, Dean sufría por Sam y yo sufría por ambos. ¡Madre mía! Viéndole el lado bueno –pues claro, no soy una chica TOTALMENTE pesimista- con Dean estamos mejor que nunca y Sammy le hacia bien con su compañía.
-¿Quieres que maneje yo?- La voz amodorrada de Sam me llegó desde atrás, y no la tomé en cuenta.
-¿Cómo dormiste?- sabía que me refería a las pesadillas.
-Bien Spens-
-Dale tiempo al tiempo Sammy- era lo más cliché que había dicho nunca en mi vida, ¡puaj! que asco.
-Lo intentaré- Me daba pena de solo escucharlo y verlo tan optimista, aunque sonara estúpido, me ponía enferma de solo pensar en el esfuerzo sobre humano que tenía que hacer. Se quedó callado y supongo, se durmió de nuevo.
Sentía la respiración acompasada de mi novio, era tan reconfortante que me hizo sonreír, era el hombre perfecto para mí y no podría haber sido de otra manera. Siempre –bueno, toda mi vida- me eh preguntado si llegaríamos alguna vez a tener hijos o a casarnos, amaba tanto a Dean que quería llegar a ese punto con el, pero lo amaba aun más como para comprender que quizás estábamos destinados a solo vivir la vida del momento, la vida inmediata, la vida de amarse hoy por si no hay un mañana; y claro que era comprensible dado nuestro inusual y peligroso trabajo. Pero no podía evitar sentir que era tan injusto no ser como las demás parejas. Yo quería despertarme cada mañana junto a Dean y a NUESTROS hijos, deseaba tanto tener algo propio. Nos pertenecíamos y nos teníamos solo a nosotros dos, lo demás era momentáneo y casi invisible; quería tener algo más asegurado aparte de nuestro amor y las horas mortales de nuestras labores. Tenía un miedo feroz a perder lo único por lo que luchaba, por eso era tan terca en lo que respecta a permanecer junto a Dean. Me refregué los ojos ya que había comenzado a llorar.
Después de una hora aparqué en un motel, me bajé.
-Buenas noches- el hombre detrás del mostrador me regaló una sonrisa tierna.
-Buenas noches señorita, ¿en que puedo ayudarle?- abrí la boca para contestarle, pero se acercó aun más y dijo casi en un susurro- no debería andar por aquí sola.
-No lo estoy- me alejé de el- ¿Por qué me dice eso?
-Usted es muy joven y linda, podría agradarle a los demonios- Pestañó varias veces.
-¿Cómo?- me apoyé en el costado derecho, al fondo de la estancia sonaba música country de muy mal gusto.
-Ha habido casos de posesiones en el pueblo, mejor que se marche de aquí- repiqueteó con sus dedos sobre la madera de cedro del recibidor- han sido puras chicas como usted.
-Gracias, pero me quedo- reí para mis adentros- no creo en eso- reí nuevamente para mis adentros- necesito una pieza para tres.
-Tengo una matrimonial y otras simples- abrió mucho los ojos y sacudió la cabeza- lo siento.
-¡Que va!- sonreí- déme la matrimonial- estiré la mano y me depositó la llave, pregunté por el precio y pagué lo de esa noche- gracias.
-Márchate chica- me dirigió una mirada compasiva- yo perdí a mi hija.
-Lo siento mucho- me di media vuelta y abandoné la recepción. Al salir me encontré de frente con Dean y di un grito espantoso, el me abrazó y el recepcionista salió blandiendo un rifle- valla ironía- Winchester 22.
-Tranquila- Dean susurró en mi oído.
-¡Suéltela!- le temblaba la voz al igual que el rifle.
-Lo siento señor- solté a Dean y levanté ambas manos- es mi novio, me a pegado un susto al salir.
-¿Segura?- me miró como si estuviese loca y comenzó a respirar agitadamente.
-Si señor- estiré mi brazo hasta agarrar el de Dean.
-Tranquilo viejo- le pegué un codazo a Dean.
-¡Hey!, solo se preocupa por mí-
-Señorita tenga cuidado por favor-bajó el rifle e hizo como si Dean no existiera y siguió mirándome, después de un rato se dio media vuelta y se fue.
-¿Estas loco?-
-Lo siento, Spens- agitó las manos- me pegué un buen susto también.
-Claro- despertamos a Sammy y nos metimos a la pieza, la pieza era reducida y contaba con una cama matrimonial y un sofá pequeño.
-¿Qué?- miré a Sammy y me eché sobre la cama a reír, no sé como íbamos a dormir; Dean rió conmigo y Sammy nos siguió. Me levanté de un salto me dejé caer en el sofá.
-¿Qué haces?- Dean se apoyó sobre mi.
-Voy a dormir acá- sonreí y lo besé- ustedes pueden dormir juntos.
-No, ¿como vas a dormir aquí?, es completamente incomodo. Por lo demás- se acercó hasta quedar con su mejilla en la mía- quiero dormir contigo.
-Si es incomoda, imagínate como será para dos tipos tan grandes como ustedes- Dean se levantó y se sentó en la cama sin quitarme la vista de encima. Sentí un crujido, Sammy estaba saliendo de la pieza corrí y lo tomé del antebrazo- ¿Qué haces?
-Voy a caminar- sonrió y apoyó su mano en mi hombro- necesito aire Spens- cerró la puerta y me quedé largo rato pegada en un clavo de la pared cuando la voz de Dean me sobresaltó.
-¿Spens?- me di vuelta.
-¿Si?- no me había dado cuenta de que estaba llorando hasta que Dean puso cara de angustia. Corrí al baño y prendí la llave del lavabo, iba a meter mi cara dentro cuando Dean me tomó por la cintura y me dio vuelta, para mirarme yo bajé la vista; nuestras vidas ya tenían suficientes problemas como para agregarle una buena dosis de ellos.
-Mírame- hice lo que pedía- no es tu problema Spens, no lo es- tomó mi cara entre sus manos y comenzó a besarme, enredé mis manos en su pelo, me tomó en brazos y me abrazó trató de separar su boca de la mía pero no lo dejé, me niego a decir que Dean besaba bien, porque besaba maravilloso. Comenzó a tirar de mi polera pero me eché hacia atrás. Me miró impaciente pero asintió, otro gaje más de la vida ‘‘Dean y Spencer’’ era que la diversión, ahora sobre todo, era escasa ya que estábamos con Sammy pero –aunque no me quejo de antes- éramos cuidadosos y necesitábamos estar alertas siempre.
-Odio esto Spens- se tiró sobre la cama y miró el techo, me tiré a su lado- yo no quiero esta vida para ti, ni para nosotros, yo podría continuar so…
-… ¡Cállate!, ¿Qué dices Dean?- tiré de su camisa para que me mirase- tu no elegiste esto para mi ni para ti. Yo…a mí no me importa vivir esto si es necesario para estar contigo, ni me imagino el dolor de Sammy porque si tu no estuvieras yo no podría seguir aquí, yo me moriría contigo, eres lo único que tengo Dean. Lloro por el valor de Sammy, lloro injustamente porque quiero algo mejor, pero soy egoísta porque aun sabiendo que no tengo ni casa a donde ir, ni hijos, ni una familia como la de todos; te tengo a ti y no pido más. Si tu no piensas igual lo entiendo, y dime ahora si no quiero estar conmigo no te digo que lo comprenderé pero…- Dean me tapó la boca.
-Tendría que ser el tipo más completamente imbecil del mundo- remplazó su mano por su boca y sonreíamos entre beso y beso. Supe que mi único lugar en el mundo era junto a él independiente de las otras cosas.
Me desperté justo cuando se abría la puerta.
-¿Sammy?- la puerta se cerró de golpe, pero nadie contestó- Dean- comencé a moverlo hasta que se despertó.
-¿Qu…-le tapé la boca mientras sacaba el cuchillo de mi bota. Me estiré y encendí la luz, no había nadie-¿Qué pasa?
-Shhh- le saqué la pistola a Dean de su pantalón pero el me la quitó de la mano y se levantó, le hice un gesto indicándole que me acompañara al baño. Tenía el corazón a mil por hora y las manos me sudaban. Prendí la luz del baño, no había nadie, la cortina del baño estaba descorrida.
-¿Y?- Dean me corrió el pelo que caía sobre mi cara.
-Alguien entro cuando aun dormíamos-
-¿Segura?- asentí. Escuchamos la puerta nuevamente y nos pusimos contra la pared.
-¿Chicos?- Sammy parecía desconcertado. Me miré el reloj de muñeca, era solo las 12:00 de la madrugada.
-Sam, ¿acabas de entrar hace un rato?- Sam negó con la cabeza.
-No, acabo de entrar, fui al pueblo- me miró y sonrió- podrías peinarte chica.
-Cuidado- Dean le tiró un puñetazo juguetón.
-No importa- me miré al espejo y me acordé de los de las posesiones, atravesé la pequeña pieza en un dos por tres y saqué la sal de la mochila, comencé a derramarla por puertas y la ventana mientras Sammy hablaba.
-En el pueblo circulan rumores de un demonio que posee a mujeres jóvenes- ambos repararon en lo que yo estaba haciendo y se quedaron mudos. Terminé de poner la sal y saqué un buzo deportivo para dormir.
-Ya me había dicho el recepcionista-
-Spens, no tengas miedo- Sammy se apoyó en el marco de la puerta.
-Estuvo aquí- cerré la puerta del baño y me cambié rápidamente, no es que tuviera miedo precisamente pero los demonios me ponían nerviosa por lo de mamá. Salí y Dean estaba esperándome fuera.
-No voy a dejar que te pase nada-
-Lo sé cariño- me puse en puntillas y el deposité un beso en los labios- buenas noches.
-Buenas noches- me tiré sobre el sofá y me dormí enseguida.
Me desperté algo adolorida ¡puto sofá!, lo sé, lo sé soy una señorita. Me levanté y corrí a tirarme sobre Sam y Dean.
-¡Ah!- Dean me agarro del brazo y me tiró hasta que estuve junto a el- Demasiado alegre.
-Si demasiado- apuntó Sam, se miraron y me empezaron a hacer cosquillas, yo no podía más de la risa, así que tuve que rogarles a gritos que pararan. Nos vestimos, desayunamos en el motel y salimos camino al pueblo. Había mucho silencio en las calles y de la iglesia se podía observar a gente saliendo por montones, vestidos de negro y cabizbajos. Aparcamos el auto en el bordillo y me bajé, me paré mirando hacia la iglesia.
-Otra que tubo la misma suerte de mi hija- me sobresalté al encontrarme con el tipo del motel.
-¿A muerto una chica poseída?- trate de sonar incrédula y respetuosa.
-Si, otra más- cambió el peso de una pierna a otra, llevaba un abrigo negro bastante descuidado del cual colgaba un botón de madera.
-¿Cuál fue la primera chica?-
-Nikki Stanford- hizo un mohín con la boca y me miró- pobre chica- abrió los ojos como si hubiese reparado en algo- mejor que te marches ya, él no tiene parámetros para los daños que causa- agitó su mano en el aire a modo de despedida y me dejó sola.
-Así que Nikki… Stanford- Dean se apoyó en el auto y ambos vimos como Sam se acercaba.
-Ya lo tengo, vamos- Sammy agitó un papel con una dirección delante mío.
La casa de la familia Stanford era linda y bastante acomodada, tenía unos postigos pintados de azul y la casa era blanca. En la segunda planta había un postigo cerrado con candado y un poco entre abierta ya que debajo de ella sobresalía una reja. Si la chica fue una posesa lo más probable es que tratase de tirarse ventana abajo en varias oportunidades.
-¿Policía civil?- Sammy me entregó una identificación.
-Gracias policía Winchester-me burlé, tocamos la puerta y nos abrió una niña de cabellos rubios, tenía unos bonitos ojos verdes- Hola ¿esta tu madre?
-Hola- nos mostró una sonrisa con apenas cuatro dientes, era preciosa- voy a buscarla- salió corriendo escaleras arriba. Al poco rato apareció una mujer de no más de 40 años.
-¿Señora Stanford?
-Sí, buenas tardes, ¿Qué desean?- tenía cara de cansancio una ojeras muy marcadas.
-Buenas tardes, somos de la policía-
-Por favor, ya no tengo nada más de que hablar- su semblante cambio para convertirse en alguien de 50 años.
-Nos tomara dos segundo, queremos revisar sus cosas para ver algún indicio de algo que pudiera hacerle mal a su hija- la señora Stanford pareció comprender- por ejemplo ¿consumía su hija algún tipo de alucinógeno?
-¡Por Dios no!, Nikki era una chica deportista y sana-
-Lo siento- y lo sentía enserio- pero esto podría resolver algunos enigmas que hay en el caso de Nikki señora Stanford- se echo hacia atrás y apuntó hacia las escaleras.
-Pasen, siéntanse como en su casa- íbamos a comenzar a subir cuando ella me agarró del brazo- te pareces tanto a mi Nikki.
-Lo siento señora- dijo Dean- debe de haber sido una chica estupenda- ella abandonó la habitación y Dean me tomó de la mano para ir escalera arriba, entramos a la habitación y nos invadió un frió invernal, podíamos sentir el azufre en el ambiente y se me erizaron los vellos de los brazos. Sammy cerró la puerta mientras encendíamos la luz. La alfombra tenía manchas de sangre seca que habían intentado sacar y la pared tenía algunos rasguños.
-La ventana tiene azufre-
-Debe haber algo por lo cual este demonio se interese en chicas jóvenes- deduje.
-Revisemos bien- dijo Sammy y enseguida puso en la mesa una frase de San Agustín-"La muerte de Cristo y Su resurrección han encadenado al demonio. Todo aquél que es mordido por un perro encadenado, no puede culpar a nadie más sino a sí mismo por haberse acercado a él."
-Claro, podría haber una tabla ouija por aquí- comenzamos a revisar por todas partes, me metí al closet pero no encontré nada, un rato después Dean también se metió a el.
-Ya lo revisé-
-¿Segura?- se agacho y tiró todos los zapatos lejos, luego golpeó la madera y con el cuchillo levanto un extremo de la tabla- muy bien Spens aquí esta ven a echarle un vistazo, nada de ouijas.
-¿Libros de magia negra?- me agaché a su lado- eso son al parecer.
-Muy poderosa- observó Sammy.
-Me temo que si- metimos los libros a la mochila, al levantarme vi algo que algo goteaba hacia el piso, mire hacia el techo pero no había nada y sentí algo mojado en la comisura de mi labios levante la mano para tocarlo y la retiré para mirar, era sangre.
-¿Spencer?- Dean me agarró por los hombros.
-Estoy bien Dean- la sangre no me daba nervios pero mis oídos comenzaron a pitar.
-Sam carga tú las cosas- Dean me limpió con su manga la nariz y me hizo tirar la cabeza hacia atrás. Comencé a ver puntitos y vi una imagen terrible, era Dean tirado en el piso y yo parada frente a el, estaba muerto-¿Spencer?, háblame.
-¡Dean!- volví en si y enterré mis uñas en su piel, y lo abrasé fuerte.
-¡¿Qué pasa Spencer?!- lo abrasé con más fuerza, no quería llorar, pero hace pocos segundos había muerto en sueños la razón de mi existencia, me tragué las lagrimas.
-No sé, acabo de ver algo terrible-
-Mejor salgamos de aquí- me apoyé en el y al llegar al recibidor nos encontramos con la niña en la puerta.
-¿Te puedo decir algo?- me llamó.
-Claro- me agaché apenas y ella se acercó a mi oído.
-El quiere ir tras de ti, tienes que irte- Luego me besó la mejilla y me abrazó.
-Voy a ayudar a tu hermana- le sonreí.
-Pero, ¿y si te pasa lo mismo que a ella?- puso su manito en la mía.
-El me cuidará-apunté a Dean y me levanté- ¿Cuál es tu nombre?
-Summer- salió corriendo de la habitación dejando el eco de sus pasos atrás. Salimos de la casa y nos fuimos al motel, al intentar bajarme del auto Dean me tomó en brazos y me dejó sobre la cama.
-Me siento bien-
-No creo, mejor te quedas aquí- me dio un pequeño empujón cuando intenté levantarme.
-¡Hey!, que me siento bien- estaba realmente enojada, pero no podía evitar pensar en la visión que tuve- déjame ir Dean necesitamos trabajar juntos.
-Dean tiene razón- Sam se sentó en la cama- debe haber sido cansancio.
-NO-TE-METAS –gruñó.
-Dean, escucha no me pasó nada enserio, me mareé un poco, ni siquiera e tomado desayuno- al decir esto salió disparado por la puerta. Me reí sonoramente- tu hermano esta un poco loco.
-Si tú lo dices- Sammy también comenzó a reír, al rato apareció Dean con una bandeja llena hasta el tope de frutas un café y pan.
-Gracias-
-Spencer, a veces me olvido de estas cosas- parecía triste.
-No des lata- dije metiéndome un pedazo de pan a la boca- ya estoy grande- Sam y Dean también sacaron frutas y me ayudaron a terminarme el pan.
-Bueno hermano, ¿nos das el veredicto? ¿Puede la señorita Spencer Walker salir a casar demonios?-
-Ahhh- suspiró Dean- bueno.
-Gracias- salté de la cama y me colgué de su cuello.
Era pasado el medio día así que optamos por seguir investigando el pueblo, Sammy nos iba leyendo mientras Dean manejaba para ir hacia los archivos del ayuntamiento.
-Son hechizos que comprometen al alma en un pacto con el diablo a cambio de una belleza inmaculada- rezó Sammy.
-Ven, que chicas más tontas, preocupadas de la belleza inmaculada, eterna, bla bla bla- a poco grito.
-Bueno chicas jóvenes igual vanidad-
-Ya, tienes razón- nos metimos al ayuntamiento y nos sentamos luego de un rato Dean nos llamó, me senté en sus piernas.
-Lo encontré, ya van cinco chicas muertas, mueren después de dos meses y justo al llegar los dos meses y morir otra es poseída, en este caso no hablan de posesión sino de enfermedad. Las chicas dos días antes llegan a ser dueñas de una belleza ‘‘sobrenatural’’ y luego enferman de gravedad- apoyó su mano izquierda en mi cintura- aquí hablan de Nikki Stanford- tragó sonoramente- los síntomas van de vómitos explosivos a un deseo fuerte por el suicidio.
-Debemos evitar que la actual posesa muera- los dos me miraron.
-Spens, tu ojos se ven más claros- Sammy me miró desconcertado, había algo que no eran precisamente los ojos que cambiaba en mi, me quité de las piernas de Dean y caminé al baño del ayuntamiento. Lo que vi en el espejo me dejó perpleja, mi pelo había crecido y brillaba intensamente, mis dientes parecían brillar y era… ¿extremadamente bella?
-¿Spens?-
-Tenemos que encontrar a esa chica-
-¡Mierda!- se apoyó en la pared y hundió la cara entre sus manos.
-Dean…-
-¿Por qué a ti?- casi me echo a reír si no fuera porque la situación era tan delicada.
-No se, probablemente es por que tengo mala suerte-
-No bromees respecto a esto- le pegó un puñetazo a la pared y me agarró del brazo.
-Sam…-
-La chica se llama Rous Mester, vive en la segunda calle pegada a la iglesia- estaba bastante asustada, y Dean no articulaba palabra, comencé a tiritar.
Nos bajamos en la casa de la chica, reinaba un silencio sepulcral. Una ventana del segundo piso estaba con barrotes y se podía sentir la energía que emanaba la casa. Tocamos la puerta y nos abrió una señora pequeña.
-¿Se encuentra la señora Mester?- Dean no intentó ser amable.
-No, ella llega en la noche fue a encontrarse con un doctor- pobre señora habló demasiado, eso significó la oportunidad perfecta para Dean que se abalanzó sobre ella y le hundió un dedo en un punto estratégico para causar su desmayo.
-Venga, subamos- Corrimos escaleras arribas y abrimos la puerta. Quedaba poco por decir de aquella que alguna vez fue una chica, tenía los ojos blancos y nos miraba sentada en la cama en una posición antinatural. Al entrar no solo vi a la chica sino que me asalto una sensación de deja vu indescriptible, yo indudablemente había estado en este lugar.
-Comienza Sam- entonces comenzó a leer un ritual romano para exorcizar, lenguas extrañas brotaron de la boca de la chica. Permanecí quieta en el umbral de la puerta cuando ella, más bien él, comenzó a hablarme.
-Te estaba esperando Spencer- siseó.
-Oh, yo también- Le eché una mirada rápida a Sammy que prosiguió después de una pausa, Dean arrojó agua bendita y sal por las ventanas y la puerta.
-Estas condenadamente guapa- el olor a azufre de la habitación iba en aumento, el demonio gimió de dolor y se retorció- Dean no te quiere o sino te daría una mejor vida- no debía responder, gracias a Dios siempre fui fuerte y poco influenciable, pero siempre me sorprendía con estas cosa de leer mentes.
-Cállate- gritó Dean.
-Pregúntale a tu chica que es lo que planea hacerte- eso me golpeó fuerte, ya recordé donde había visto esa pieza, en las imágenes que tuve en la casa de los Stanford. Miré a Dean, se me hizo un nudo en la garganta y mi corazón empezó a latir a mil por hora, me afirmé en la pared.
-Dean- apenas me salió la voz.
-Spencer, se fuerte no dejes que te afecte lo que dice- el aire de la habitación se puso helado y el demonio gritó, fue cuando abandonó a la chica y yo sentí como mi cuerpo se congelaba, estaba entrando en mi. Escuché a Dean gritar pero ya no podía decirle que todo iba a ir bien. Se hizo dueño de mis movimientos y tiró a Dean contra la pared; traté de resistirme a acercarme a el, pero ya no podía hacer nada.
-¡Spens, Spens se fuerte!- Sam seguía recitando en voz alta y mientras más hablaba mi más cuerpo se retorcía, me dolía una montón era como si me aterrasen mil cuchillos- Spens mírame- y así lo hice levanté una mano y arrojé contra la pared, ¿Por qué Dean no hacia nada?, ¿Por qué no me arrojaba agua bendita o algo?
-Cállate Sammy, mejor ve con Jessica, o perdón ella esta muerta- pero Sam no se callaba y mi cuerpo no paraba de moverse. Llegó un punto en que caí al suelo y sentí como algo me abandonaba, perdí la conciencia. Al despertarme estaba apoyada en algo duro, me sobresalté.
-¿Spencer?- no lograba encontrar a quien me hablaba, pero aun así sabia que se trataba de la persona que más amaba. A pocos centímetros de donde yo estaba había una chica en el suelo. Algo me agarró del brazo y me giré a ver- ¿Estas bien?- vi su rostro como si fuera la primera vez, tenia un tajo en una ceja y de el caía sangre a borbotones, me tiré en sus brazos y comencé a besarlo desesperadamente.
-Oh lo siento tanto Dean-
-No fue tu culpa- me sentía mareada, me di vuelta y vi a Sammy tratando de levantar a la chica.
-¿Esta viva?- pregunté un tanto asustada de no ser así.
-Sí- me levanté tambaleándome y ayudé a Sammy a poner a la chica en la cama. Se despertó apenas la apoyamos.
-Mmm…- abrió los ojos, y se tapó la cara asustada.
-Tranquila Rous- toqué su mano- ya estas a salvo.
-Gracias- me abrazó y se echó a llorar, sentimos como alguien subía la escalera.
-¿Mamá?- la chica se levantó de la cama y se tropezó.
-¡¿Rous?!- gritó su madre histérica, se arrojó en el suelo junto a ella y la abrazó, Dean se sentó junto a mi en la cama y observamos la escena totalmente callados.
-Ellos me salvaron mamá, ellos lo sacaron de mí-
-Mil gracias- se levantó ayudando a su hija y abrazó a Sammy hundiendo su cara en la chaqueta- salvaron a mi hija.
Nos marchamos media hora después de lo sucedido. Llegamos al motel y le pedí a lo chicos tiempo para ir a dejarle una nota al recepcionista. Le puse algo así:
‘‘Ahora su hija puede descansar en paz’’.
-Dean, ¿Por qué no ayudaste a Sam cuando eso estaba dentro mió?-
-Porque prefiero morir a vivir sin ti- entonces me besó. Definitivamente era el hombre para mi.

viernes, 9 de abril de 2010

Premio(L )



Que emoción! es mi primer premio.
Las reglas del premio son:

1º.-Exhibir la imagen del sello.
2º-Poner el enlace de la persona que te lo ha regalado.
3º.-Elegir 10 personas para pasárselo.
4º.-Escribirles un mensaje en su blog para que se enteren de su premio

2- Gracias Sam tu blog es super: http://secretosagridulces.blogspot.com/
3-Vale de: http://www.existencia83.blogspot.com/
Vale de: http://ocaso83-ocaso.blogspot.com/
Bonnie de: http://www.elrincondebonnie-bonnie.blogspot.com/
Éxtasis de: http://extasis93.blogspot.com/
Nicu de: http://vida-a-colores.blogspot.com/
Lullaby de: http://wwwletrasdelullaby.blogspot.com/
Meli de: http://lazos-oscuros.blogspot.com/
Neferet de: http://www.amoraprimermordisco.blogspot.com/
Beu de: http://www.beuzila.blogspot.com/
Mixxi de: http://mi-eskpe.blogspot.com/
Gracias chicas por alimentar mi imaginación.
4-Voy!